No importa todo lo que tengamos física, económica o espiritualmente, pues la muerte llegará y acabará con todo en un límpido santiamén. Todas nuestras posesiones, familiares, amistades y creencias no significarán nada entonces sino un efímero y estúpido recuerdo de que alguna vez existimos absurdamente en este plano de ignominia absoluta. ¿Por qué no adelantar tal momento? ¿Por qué no tomar la navaja justo ahora e incrustarla bellamente en nuestra garganta? ¿Por qué seguir aquí si ya nada nos importa y si a nadie le importamos tampoco?
*
Me gustaba mucho el invierno porque hacía mucho frío y así no tenía que batallar tanto para preservar tu belleza encapsulada en ese cuerpo sin vida que guardo en mi ático, mismo a cuya contemplación recurro cuando la soledad se torna aún más difícil de tolerar que en los días normales donde el alcohol mitiga todas estas sensaciones destructivas. Supongo que todavía te extraño demasiado, pero supongo también que debería ya renunciar por completo a la aterradora idea de que ya nunca más podré volver a besarte ni a decirte todas las cosas hermosas que he escrito para ti durante cada una de las noches que he pasado borracho, nostálgico y sin ti.
*
Quizás una de las grandes paradojas de la existencia es que nos la pasamos conviviendo con un completo extraño todo el tiempo hasta nuestra muerte… Ese extraño, curiosamente, se llama ‘yo’.
*
Y un día decidí que no permitiría que nada ni nadie me volviera a hacer ningún daño, entonces ese día al fin me maté. Lo hice porque comprendí perfectamente que la muerte era la única salvación y que la vida simbolizaba todo lo que siempre detesté y lo que siempre me asqueó al punto de no tolerar ya ni siquiera estar conmigo mismo.
*
No sé realmente de donde saco las fuerzas para seguir adelante, lo único que sé es que cada vez queda menos de donde sacar. Cada vez me cuesta más y más levantarme por las mañanas, salir de la cama y realizar las mismas actividades… ¡Todo es tan estúpido y trivial, tan humano! No pasa un solo día sin que piense en quitarme la vida y creo que en verdad estoy muerto por dentro desde hace tanto. Ahora, supongo, solo debo aniquilar esta nauseabunda forma física que me contiene y entonces, quizá, al fin conoceré, por primera vez, lo que es la libertad.
***
Desasosiego Existencial