No sabía qué hacer ni a qué demonio recurrir para adormecer el tormento
Escuchaba todo el tiempo su insana insistencia por sobresalir y conquistarme
Tan inmanentemente vinculada con el centro donde nacía mi ser terrenal
Totalmente angustiada por salir; yo la encerré al nacer, tenía celos y la odié
.
Va desenvolviéndose y creciendo tras cada fatídico y absurdo despertar
Ahogándome por momentos y enviciándome hasta disociarme de la realidad
Despegarme de sus garras significaría asesinar lo más profundo en mi alma
Y, aunque se agita para anunciarme cuánto ha crecido, no la interrogo más
.
¿Será esa la clave en que se fundan las concepciones más divinas y sublimes?
¿Deberé retirar la capa que me asemeja a un humano corrupto en esta realidad?
¿Deberé llorar para contenerla o matar para satisfacer su inoportuna sed?
No quisiera someterla, sino dejarla expandirse, pero me aterra su poder
.
Si tan solo pudiera fundirla y hacerla parte de mi lóbrega esencia
Manejarla como ella lo hace con mi libre albedrío en el éxodo del caos
Me sugiere evolución y promete salvación; ¿debería creerle o no?
No hay con quién ir, nadie puede entender lo que se agita en mi interior
.
¿Cómo entrar en el alma y la mente del prójimo siendo tan opuestos?
En algunas irónicas leyendas se sospecha del indomable caballo negro
Se abalanza sin consideración, amplía el panorama para la ascensión
Si me atreviera a liberarla, ¿quién podría asegurar mi protección?
.
Ella es salvaje, me sumerge en el abismo insondable cuando tiene hambre
No se conforma con la energía, desea algo mucho más tangible y moldeable
No hablo de ninguna paranoia, ¿por qué me mirarán de ese modo dubitativo?
¿No crees que pueda ser real la criatura que me mantiene, supongo, vivo?
.
Yo la veo arañando las paredes de esta forma carnal, sangrándome cada noche
La siento mucho más viva y audaz que esta existencia pútrida y banal
Su esencia, presiento, me convertirá en el dios al que aspiran doblegar
Solo es la mítica sombra, cuyo hálito desprenderá mi infame humanidad
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Último Suspiro