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Ardid Implacable

Volviendo un poco a ese día, me encanta torturarme por las noches solitarias

Tirado en esa cama destendida y vaciando otra cajetilla es como sobrevivo

También unas cuantas botellas y pastillas mágicas me ayudan en este calvario

Los libros ya no, pues escribir ya ni siquiera me parece tan bueno ni necesario

.

Fue ese un día turbulento donde la trampa se tiñó con tu sangre batida

Y tus labios, que antes adoraba, me ocasionaron un dolor sin parangón

No quería aceptarlo, no podía tolerar tal atrevimiento de tu parte

Pero, tan real como el suicidio, era que alguien más consumía tu alma

.

Acaso existirá un universo donde tales mentiras puedan ser purificadas

O quizás existirá otra realidad en la cual tu boca permanezca inmaculada

Pues en esta triste y desolada melancolía me refugio tras tu cruel engaño

Tras la catártica destrucción que me hizo percatarme de tu verdadero yo

.

Y fueron tus ojos de fulgor inmarcesible los que tanto me embelesaron

Y fueron tus labios los que me embriagaban hasta alucinar sin discreción

Y fueron tus piernas donde experimenté la más delirante adoración del ser

Pero todo era solo una bella y cruenta falacia, pues de mí tu amor se burlaba

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Aquellos besos que pretendías obsequiarme no eran sino pura fantasía

Las caricias que por las noches impregnabas en mi alma solo eran argucias

Todo lo que me decías lo creí como un tonto, pues para mí tú lo eras todo

Aunque, hoy lo sé a la perfección, yo para ti no fui sino un juego absurdo

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Y, mientras por ti mi corazón se derretía, tú en otros brazos te regocijabas

Y, mientras yo por ti todavía vivía, tú en cada maldito suspiro me matabas

Porque yo tan solo respiraba gracias al aire que tu compañía me confería

Porque yo, a pesar de mis trastornados vicios… ¡Demonios, yo sí te quería!

Quimérico Enamoramiento


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