Pensaba que ya había muerto y por eso me sentía más que feliz, pero no, tan solo me había desmayado después de haber intentado suicidarme cortándome las venas. Ahora, por desgracia, despertaba nuevamente en este mundo que tanto odiaba, rodeado de personas que tanto detestaba y prisionero de este cuerpo que aborrecía con todo mi ser.
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No estamos destinados a nada y nuestra existencia no tiene ningún propósito. Tan solo estamos aquí por mera casualidad, acaso solo para sufrir, ser miserables, alimentar a la pseudorealidad/matrix y luego, por suerte, morir.
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Lo que resulta sorprendente es: ¿cómo pueden las personas aceptar tan tranquilamente su existencia actual? Siendo que está tan solo basada en la esclavitud, la miseria, la agonía, el sufrimiento, el tedio y el sinsentido. Pero tal vez todo eso es precisamente lo que el ser requiere para existir dada su nefanda esencia.
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Quizás una de las mayores mentiras que nos han contado es que debemos amar y apreciar la vida, pues claramente, si lo reflexionemos, no tardaremos en darnos cuenta de que esta vida es solo digna de ser vomitada una y otra vez hasta el hartazgo.
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Existir es como estar encerrado en una cárcel donde la única forma de escapar es muriendo y, de preferencia, suicidándose.
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No, claro que no existe libertad mientras se esté vivo. La única y auténtica libertad es tan solo la muerte y, por eso, si queremos ser en verdad libres, debemos matarnos cuanto antes.
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La Agonía de Ser
