Sueños Estupefacientes

Llega la pueril formación de desperdicios insoportables a los cielos

Perentorias medidas deben adoptarse para reprimir la exégesis pringosa

Solo una cosa, un mensaje que jamás alcanzó su destino imaginado

Al haber fallado, el suicidio remueve en su dolor mi desamparado olvido

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Ingrávidas y dementes elucubraciones afloran en el seno de la perdición

Atroces guerras y pantanos de sangre coronan la creación de dios

Ominosas y estrambóticas armas sirven para extirpar sentimientos

En las lozanas cuevas se refugian los menos culpables de esta defunción

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Lívido y enfurruñado aparezco por accidente entre los cuerpos mutilados

Cuelgan de los ganchos y emanan la nauseabunda fetidez típica del humano

En esta subversiva existencia es donde ruego a los ángeles nos den muerte

En tanto, los forjadores del ardid ríen y apuestan para obturar nuestra suerte

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Se han asaeteado los elevados montes donde solía haber tranquilidad

Se han ensuciado los puros y diáfanos pensamientos donde había amor

Realmente ya no importa si alguien llega a sentir un oneroso estupor

La verdad ha sido expuesta y muy pocos quisieron tomar su redención

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Sea dicho que lo imperecedero ha cautivado a las mentes miserables

Que la falsedad del mundo enjauló al incauto ser preñándolo de estupidez

Y que, en el colmo de la superchería, fue la mentira adorada con calidez

¡Terrible elección! ¿Podrá alguna vez existir de nuevo la divina ostentación?

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Avergonzado de mi propio origen suplico por la culminación de este desvarío

Podría ser que fuésemos solo el desperdicio de algún blasfemo parricidio

Por ello, he embreado mi corazón con las más fatuas y prístinas expectativas

La originalidad de la sentencia ha derramado lágrimas hacia el origen séptico

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Predecesores desaparecidos tras haber perdido la cordura en esta masacre

No fueron perdonados el tiempo y la descompuesta dimensión extática

Pero no prosiguió el humano desnudo la implacable tarea de la evolución sagrada

En su perdición, es ahora cuando mi cabeza suplica la laudatoria matanza

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Libro: Irrefrenable Tristeza


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