Solo quiero saber si todavía sonríes tontamente cuando mi imagen llega repentinamente a tu cabeza.
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Estás siempre en mi cabeza, tu energía me llena de algo asombroso e indescriptible. Odio admitir que de ti me he enamorado, pero solo eso explicaría este abrupto y místico desvarío.
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Compartimos, quizás, un pestañeo en la inmensidad del universo, pero eso es lo que hace distinta nuestra esencia: los momentos que sentimos elevarnos por encima de esta vomitiva existencia.
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Debes saber que el mundo está condenado a las tinieblas de la absurdidad, pero tú aún puedes alcanzar la divinidad que la pseudorealidad ha osado ensuciar.
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Haberte conocido ha sido lo menos absurdo en este averno. Contigo quiero desafiarlo todo, y, aunque todo nos desafié, yo seguiré a tu lado hasta el fin.
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Amor Delirante
