El amor debería de estar prohibido, pues no es posible morir en el interior tan trágicamente día con día cuando aún intentas seguir vivo.
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Has sido y serás por siempre aquello de lo cual jamás podría arrepentirme: mi más hermosa y dulce tortura en este accidente eterno que es la existencia.
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Y es que hasta el amor me había hecho pensar en alguna ocasión que la vida podía ser bella también… Se trataba, indudablemente, de una magnífica mentira para hacerme sentir menos miserable en esta constante querella existencial.
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No me importa si la vida es un sueño o una triste realidad si es que contigo llego al final de esta sempiterna oscuridad.
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«Al menos eso necesitaba…» Se dijo a sí mismo antes de matarse, al menos quería enamorarse por última vez para recordar cómo se sentía colocarse ese espléndido velo que apaciguaba todo el sufrimiento y creer, aunque fuese en sus últimos momentos, que el mundo podía llegar a ser algo bello.
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Amor Delirante
