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El Halo de la Desesperación 25

Me detuve frente a la puerta con la esperanza de volver atrás, pero ¿serviría de algo? ¡No, para nada! Ya no podía posponerlo por más tiempo, pues el sufrimiento no cesaría… Hoy debía ir y ahogar esta pésima imagen que reconocía como yo, y que toda mi vida siempre rechacé y odié. Esta noche al fin reiría eternamente, pues esta noche por fin le haría el amor a la muerte.

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Cuando se ha llegado a las regiones más sórdidas del absurdo de la existencia, ya ni siquiera importa si se está loco o muerto, lo único que se desea es desaparecer por completo, unirse a la nada, saber que jamás se repetirá este trágico y vomitivo cuento llamado vida.

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No sabes cuánto creí que te amaba, pues fuiste el ser más hermoso que pudo haber iluminado temporalmente mi oscuro destino. No sabes cuánto hubiera deseado haberte hecho mínimamente feliz, pero es imposible, es solo un desatino, pues ya no soy aquel tonto a quien creíste haber amado, ahora tan solo soy un pobre trastornado que lo único que añora ya es el suicidio.

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No me maté en realidad aquella noche en que partiste hacia la oscuridad, no pude hacerlo. Creí que sí, pero no, tan solo aniquilé unas cuántas facetas en mi interior que no me permitían ser auténticamente yo y que me arrastraban una y otra vez de vuelta a tu tumba.

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No había ya nada en mí que me impulsara a continuar, todo estaba hecho añicos. Ya nada resplandecía en mi interior, pues todo era una tonta ilusión en la que había decidido creer, pero que ahora resultaba sumamente falsa. Y, una vez percatándome de esta infame mentira, ni siquiera los placeres más sublimes o ignominiosos de la vida me sabían a algo.

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Contemplando tus ojos ya sin brillo mientras tu cuerpo yace recostado en mi cama y totalmente frío, siento curiosidad de saber cómo hubiera sido nuestro amor si tan solo no hubieses sido tan ingenua como para pretender que podías compartir con otra persona lo que indudablemente era nuestro destino, pero que ahora no es sino un tétrico relato de horror, locura y muerte.

El Halo de la Desesperación


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