La gran ironía era precisamente esa: la sustancialidad de lo abstracto
Siempre estaba ahí, pero al mismo tiempo carecía de esencia o forma
No tenía color, sabor u olor más allá de la absurda percepción individual
Tan dual como la vida y la muerte, tan variado como el infinito o el universo
.
Exploraciones insensatas de seres inferiores que no funcionaban jamás
Algunas sustancias incoherentes para distorsionarlo un poco solamente
Pero jamás podía librarse la víctima de su insana y descorazonada influencia
Era como una malevolencia enmascarada de utilidad que no respetaba nada
.
Se esfumaba siempre demasiado pronto, pero nunca tanto; nunca sin dolor
Confería la ilusoria sensación de satisfacción, pero jamás era real su amor
No se le podía medir con nada en realidad, pues era eterno, sutil y volátil
Jamás permanecía inquieto, aunque la paradoja la encerraba su avance fugaz
.
Meras marionetas éramos todos de su poder descomunal y avasallante
Tortura existencial cotidiana mientras lentamente por dentro nos aniquilaba
Algunos lo veneraban, otros lo detestaban; a él no le interesaba nada
El amor o el odio de seres tan banales le eran brutalmente indiferentes
.
Simplemente continuaba, ya fuera en línea recta o en espirales demenciales
No se le podía detener ni siquiera un poco, era tan poderoso su cruento dominio
El mayor gobernante de todo imperio, civilización y raza; el ojo sempiterno
Todos los supuestos mesías antes él se habían inclinado sin excepción alguna
.
Y, sin embargo, ni siquiera existía; ni siquiera sabíamos cómo era en realidad
O ¿acaso solo él existía y nosotros no? ¿Qué era ilusorio y qué no lo era?
¡Cuántos vanos intentos por escapar de él o por frenarlo lo más mínimo!
Todos somos tus esclavos irremediables; ¿no es así, abrumador dios tiempo?
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Dulce Tortura