Tu calidez es incomparable, tan ataviada de una rareza extremadamente inhumana que ocasiona que tu existencia se torne sagrada para mi agobiado corazón. Probablemente sea esta la señal de que me he enamorado de ti o tal vez simplemente he terminado de enloquecer. Lo que sea que signifique, no me importa. Tan solo quiero refugiarme entre tus lágrimas y sentir que no habrá un mañana donde tendremos que volver a padecer los insanos ataques de una existencia que siempre será un fastidio.
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Quiero que te quedes conmigo y me abrazas con infinito vigor, aunque tus espinas hagan sangran mi ser hasta lo más profundo. Quiero que te mates esta noche conmigo, aunque sé que en el fondo desearías seguir viviendo. Pero debes entender que la muerte siempre será lo mejor, incluso para consagrar nuestro amor. De otro modo, tan solo lo veremos despedazarse paulatinamente hasta llegar al mismo destino que todo cuanto ha sido, es y será: la extinción.
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Ojalá los momentos de escasa quietud y efímera felicidad que alcanzo a brindarte sean suficientes para contrarrestar las sombras que te atormentan. En realidad, lo digo solo de manera hipotética, pues sé que nada ni nadie podría salvarte de tu miseria; tal y como nadie puede salvarme de la mía. A veces, no sé si sea lo mejor seguir juntos, pero te amo y te amaré con todo mi ser incluso si pronto debemos separarnos para siempre.
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He descifrado lo que se esconde más allá de tu mirada y he vislumbrado allí el espíritu más luminiscente. La luz que emana de tu corazón me recuerda que aún hay esperanza, pero las sombras son muy fuertes y me devoran con recalcitrante ahínco. Espero poder refugiarme entre tus brazos en mis peores momentos, pero dudo que tal refugio pueda prolongarse por mucho tiempo.
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Tú eres tan diferente al odioso rebaño, pues tienes ilusiones no humanas. Además, tienes la voluntad y el poder de llegar tan lejos como el infinito mismo. El problema es que la pseudorealidad es muy fuerte, tanto que me aterra su influencia. Ni yo mismo creo poder vencerla algún día y tal vez nadie puede. Espero que puedas salvarte de ti mismo, porque claramente yo no pude. Hoy te digo adiós y no solo a ti, sino a todos. He decidido quitarme la vida esta tarde, pero jamás olvides que te amé como jamás creí amar a nadie.
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Amor Delirante