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Los Vínculos del Alma VIII

Felicidad y solo felicidad, solamente eso sentía esa chica de 11 años que tenía una vida tan increíble. Sus papás la amaban, le daban todo lo que siempre hubiera deseado. Tenía buenos amigos, buenas notas, buena actitud ante la vida. Sin embargo, llegó ese ominoso día. Su padre pudo haber hecho más e, incluso, pudo haber dicho la verdad… Era un día cualquiera, esa niña de 11 años había regresado del colegio y se disponía a ver películas de princesas como cada tarde. De pronto, entró un sujeto desconocido y la tomó entre sus brazos. Ella gritaba con todas su fuerzas, pero nadie acudió. Sus padres estaban de viaje y la nodriza estaba muerta. Ese sujeto la destrozó, hizo de ella su muñeca sexual, la sometió a todo tipo de torturas físicas, y emocionalmente está más que aniquilada. Aquella niña inocente ahora es un ángel caído del cielo, directamente a lo más profundo del infierno. Pasó la noche llorando y tratando de suicidarse, pero más grande fue su sorpresa cuando, a la mañana siguiente, se cola en la habitación contigua y, desde ahí, escucha cómo fue su mismo padre el que permitió la violación. ¿Por qué? ¡Muy fácil! Debía dinero y, si no lo pagaba, sería asesinado. Así es, ese hombre al que tanto admiraba y adoraba había preferido que su hija sufriera tal sacrilegio con tal de salvar su propia vida.

Ahora todo lo que le quedaba a Patty era esa ilusión que le proporcionaba el portal ikne. Se veía a sí misma corriendo con sus padres por el campo, y no recordaba nada acerca de la ingente violación, porque no había ocurrido. Patty vivía atrapada en el pasado y le gustaba que fuese así, solo que era un suceso cíclico que no perduraba. En ese instante, July, Mertin y Abdeko regresaron de nuevo al templo. Sin embargo, solo Mertin podía moverse, solo él conseguía vislumbrar lo ocurrido.

–Mertin, ahora has visto el porqué de esto. Perdóname…

–¡No, Patty! No tienes nada de qué disculparte; al contrario, perdóname tú a mí. Ahora he comprendido que todo este mundo representa mi interior. Yo me sentía triste por todo, y eso los atrajo a ustedes, despertando su tristeza más profunda. Lo peor es que ni siquiera puedo explicar de dónde proviene toda la tristeza que siento, pero yo te salvaré.

–¡No, Mertin! ¡Tú no puedes salvarme ya! Ahora estamos en una dimensión diferente, este universo paralelo sospecho que es una especie de ilusión creada por alguien que usa tu tristeza independientemente del tiempo y el espacio. Pero Mertin, yo estoy muerta ya, el día que vine a este mundo lo supe.

–¡No digas eso, Patty! ¡Esto no puede terminar así! Yo quiero que todos regresemos a nuestro mundo –expresó Mertin, presa del llanto y la desolación.

–Eso no es posible, yo ya no existo en ese universo. Mi cuerpo murió y estoy desacostumbrada al tiempo terrestre, ya no puedo volver ni siquiera como espíritu. Ahora solo hay una forma de salvarme y entonces todo terminará. Debo ser tocada por un ser viviente, debes poner tu mano en mi pecho y entonces me extinguiré para siempre. No volveré a existir nunca en ningún universo ni encarnación alguna. Es la única forma de ponerle fin a este ridículo tormento humano.

–¿Qué diablos estás diciendo, Patty? Debe haber otra forma de hacer esto. No puedo llevar a cabo eso que me estás pidiendo. ¿Cómo podría hacer que desaparecieras para siempre?

–¡Mertin, debes hacerlo! Esa es la única forma en que podrás seguir adelante. Si no lo haces, ustedes se quedarán aquí para siempre. ¡Hazlo Mertin! Desde lo más profundo de mi alma, te pido que me mates de una vez en este universo tangente.

Mertin no sabía qué hacer, no podía hacerlo. Ahora recordaba cada momento que pasó con Patty: la escuela, las salidas y todo lo demás. La forma tan terrible en que siempre la había tratado y cómo nunca había logrado entender el porqué de su extraño comportamiento hacia él. Ahora lo entendía todo, pero ya era demasiado tarde…

–¡Mertin, hazlo! ¡El tiempo se agota! ¿Acaso no quieres ver a tu padre? –gritó Patty.

–¿Mi padre? ¿Acaso él está aquí? ¿Cómo lo sabes?

–Creo haber sentido una energía muy parecida a la tuya, estoy segura de ello.

–¡No lo creo, Patty! ¡Debe ser ese maldito de Desmetis! No tengo tiempo para explicarte, pero es alguien muy desagradable y similar a mí.

–No… Estoy segura de que esa energía es de tu padre. Yo pude sentirla, es una energía muy parecida a la tuya. Juraría que es tu padre, en serio –replicó Patty con ilusión–. ¡Vamos, Mertin! ¡No pierdas el tiempo y mátame de una buena vez! ¡Líbrame de este sufrimiento, te lo suplico!

–¿Mi padre está vivo…?

Mertin había soñado con ver a su padre desde que era pequeño, pero esto era demasiado. Volteó a ver a July y recordó la cálida y dulce sensación de su presencia, eso le dio el valor que requería.

–Está bien, Patty… ¡Voy a hacerlo! ¡Voy a ayudarte!

Así, Mertin colocó su mano en el pecho de Patty y sintió una sensación que jamás había experimentado. Pudo contemplar entonces cómo una luz que relumbraba más que cualquier estrella salía del pecho de su antigua amiga. Podía sentir una pureza indescriptible, era casi como estar soñando. En ese momento, el aparente cuerpo de Patty se tornó necroazul y esa infame criatura chilló y se esfumó. Ahora Mertin se sentía fuera de sí y apareció en una banca de su escuela. Inmediatamente reconoció el momento, fue así cómo conoció a Patty.

–Hola ¿cómo estás? ¿Te encuentras muy ocupado? –preguntó una chica enjuta, de pelo chino y color castaño, ojos negros y ataviada con ropa de estilo rockero.

–Lárgate, no me molestes, estoy muy ocupado –respondió Mertin.

En ese momento, Mertin sintió cómo el tiempo y el espacio se cuarteaban y un agujero se abría para él. Era como si el pasado se repitiera y le diera la oportunidad de corregir sus errores.

–Hola, ¿cómo estás? ¿Te encuentras muy ocupado? –preguntó una chica enjuta, de pelo chino y color castaño, ojos negros y ataviada con ropa de estilo rockero.

–Buenos días, Patty. Estoy bien, y ¿tú? –respondió Mertin, poniéndose de pie y ofreciendo la mano a la chica.

Esta vez había modificado ese evento de su pasado. Originalmente, Patty lo miraba y se iba al salón, pero ahora se quedaba. Mertin no lo podía creer, entonces la chica rompía en llanto.

–Mertin, por alguna razón puedo recordar todo lo que hemos vivido. Es jodidamente extraño y triste. Al escucharte decir eso, es como si pudiera recordar algo que nunca hemos vivido. Tú alteraste nuestro destino, aunque sea solo en este diminuto universo.

–Patty, lo lamento… Yo nunca quise ser grosero contigo, solo estaba tan triste y confundido.

–Mertin, no te disculpes. Ahora debo irme, ya no puedo más. Yo solo quiero decirte gracias, muchas gracias. La verdad es que estaba a punto de suicidarme por lo miserable que era mi vida y no tenía ganas de seguir adelante, fue entonces que te encontré ese día. Te vi y me identifiqué contigo de inmediato. De alguna forma, sentí que nuestras almas se conectaban y no me equivoqué. Tú me hiciste feliz, cada momento fue maravilloso y, aunque tu actitud era pésima, me hacía sentir bien el estar contigo.

–Patty, no sé qué decir… Si tan solo pudiera volver a vivir todo lo que ya hemos vivido, cambiaría tantas cosas.

–No, eso es imposible. Solo somos un momento perdido en algún universo paralelo donde nada tiene sentido, y el tiempo y el espacio resultan deformados. Este momento existía en mi superalma solamente, en aquello que nunca podrá ya ser.

–Y, entonces, ¿qué pasará ahora? ¿Qué hay del templo y la urbe de la tristeza del pasado? ¿Ha sido todo solo una fantasía?

–No existen ya, Mertin. Ahora tú debes proseguir con tu camino, aún tienes mucho que hacer. Yo me despido Mertin, me voy para siempre. Nunca más volveré a reencarnar porque mi superalma será destruida. Gracias a ti, logré tener esperanza y, por un momento, tuve felicidad. Todo lo que quería era esto, decírtelo. Porque el día que te conocí sentí que nuestro destino era ese. Tú y yo siempre seremos los mejores amigos, nunca lo olvides. Yo siempre te amé en secreto…

Esas fueron las últimas palabras de Patty, pues todo terminó ahí. Mertin despertó de un sueño en un sueño, y lo último que pudo ver fue a Patty alejándose mientras una inmensa luz se extinguía en ese espumoso cielo rojo. Ahora volteaba hacia atrás y no veía nada de aquella urbe, era como si todo hubiese desaparecido en un santiamén.  Tan solo estaba esa rosa roja que había surgido anteriormente, como señal de una triste despedida eterna. A su lado yacían July y Abdeko mirándolo fijamente., como si hubiesen estado esperando por un largo tiempo que despertara.

–¡Sí que dormiste bien! ¿Cómo se puede dormir tanto en un universo alterno? Supongo que estabas desvelado o algo por el estilo –comentó Abdeko.

–No se preocupen, lo importante es que ustedes están bien.

–Mertin, ¡qué bueno que estás bien! Ya estaba preocupándome en serio –expresó July, que luego corrió y abrazó a Mertin con todas sus fuerzas.

En ese instante, Abdeko sintió de nuevo la peculiar sensación de ternura y calidez de antes, y vio con asombro cómo otra rosa roja surgía a un costado de la ya existente.

–¡July, me da tanto gusto que estés bien! Pero ¿cómo le hicieron para escapar?

–Yo pude observar todo porque sentí cómo si tus ojos fueron los míos. Lo último que recuerdo es que una luz muy intensa salió del pecho de Patty y luego aparecimos aquí, contigo inconsciente –replicó July con tono melancólico.

–Ya veo… Patty, muchas gracias por todo. En verdad me has dado la fuerza para seguir adelante. Y, si es verdad que jamás nos volveremos a ver, lo que poco que vivimos permanecerá por siempre encima de cualquier universo –pensó Mertin para sus adentros.

–Yo también vi eso y luego ya estaba aquí –afirmó Abdeko, tratando de hacer notar su presencia.

Mertin se percató de que la urbe 11, la urbe de la tristeza del pasado había desaparecido. Ahora se dirigían hacia la urbe 13, la urbe de la tristeza del presente. Al llegar a la puerta se leía:

Si el pasado es banal, el presente es igual. Aquello que se vive ahora y lo que se vivirá en el futuro no será más que un recuerdo y un anhelo, respectivamente, dependiendo de la conciencia. Resulta entonces odioso y ostentoso tratar de aparecer en el presente sin dudar de su temporalidad.

–Vaya que aquél que escribió todo esto debe ser uno de los mejores poetas de este extraño universo –manifestó July tras escuchar lo que Mertin acababa de leer.

–¡Oh, July! Pensé que podías ver a través de tu corazón y tus sentimientos, parece que me equivoqué –mencionó Abdeko.

–Es extraño, parece que solo dentro de esos misteriosos templos puedo tener esa visión borrosa de lo que acontece.

–Bueno, tú sabes que mis ojos te pertenecen. Daría lo que fuera porque los tuvieras tú y no yo –exclamó Mertin con dulzura.

–¡No digas esas cosas, Mertin! Yo no he perdido la esperanza de recuperar la vista en algún momento. Y, además, me encantaría ver nuestro mundo con mis propios ojos.

July dio un gran suspiro y pensó en si sería correcto intentar besar a Mertin, pero, cuando menos lo esperaba, Mertin se acercó a ella y simplemente le dio un gran beso en la mejilla. Luego, todos rieron y pensaron que, pese a todo, esa ínfima felicidad que podían disfrutar todavía debía ser algo sagrado. Así, se adentraron en la urbe de la tristeza del presente. El ambiente era distinto, las personas y sus almas, los momentos, las ilusiones, las realidades y hasta los portales. Lo único que se mantenía igual era el terrible olor que se podía olfatear. Aquí era aún más intenso y penetrante, haciendo que Mertin casi quisiera devolver el estómago.

–Mertin, podrías decirme, por favor, ¿cómo luce este lugar? Quiero saberlo todo con detalles –exclamó July con desesperación.

Mertin estaba petrificado por aquello que dilucidaba frente a sus ojos, los cuales estaban abiertos de par en par y no había el más mínimo momento para parpadear.

–Mertin, ¿estás bien? July te está hablando desde hace unos momentos –formuló Abdeko, inclinando un crucifijo hacia la mano izquierda del chico.

Pero Mertin estaba totalmente patidifuso. Jamás había contemplado un escenario similar, tal vez aún no se recuperaba del trauma que le causó la urbe de la tristeza del pasado. Por algún motivo, se sentía atraído hacia este mundo. Era como si el presente lo jalara hacia sus garras.

–Mertin, estás comenzando a asustarme. Dime lo que ves sin importar cuán aterrador pueda ser. Yo no puedo sentir más que una tristeza casi infinita –insistió July.

De pronto, Mertin comenzó a hablar totalmente fuera de sí. No había duda de que se encontraba en una especie de trance producido por aquella nefanda contemplación.

–El cielo está totalmente cubierto por un verde iridiscente, es casi como el color de la esmeralda; de hecho, creo que es ese mismo. Ese verde te llama, te atrapa y te hace quedarte en el presente de su matiz. El cielo, al igual que en la urbe anterior, está plagado de imágenes, solo que esta vez las imágenes son diferentes. Hay un hombre negro y deforme, con los ojos cocidos y la boca derretida, que tiene úlceras en todo el cuerpo, las cuales supuran y de ellas escurre un líquido rosa con una viscosidad increíble. Dicho fluido cae y algunas personas abren la boca para beberlo. Al beber este líquido, estas personas inmediatamente defecan una mezcla increíblemente luminosa y aparecen unas hadas del mismo tono verde iridiscente, las cuales sonríen y vuelan hacia la punta del que debe ser el centro de este lugar.

–Creo que no debiste haber dicho eso, Mertin. July está a punto de…

En ese momento, July no pudo resistirlo por más tiempo y regurgitó unas 3 veces seguidas. Lo más raro era que sentía cómo si aquellas infames hadas se regocijaran cuando ella sufría con ese horrible espectáculo. Después de un tiempo, logró calmarse.

–Oye, July, ¿ya te sientes mejor? No sé por quién preocuparme más: si por ti o por Mertin. Ha estado parado y sin decir otra cosa ahí durante un largo rato –expresó Abdeko, intentando proseguir con el viaje.

–Mertin, te estoy hablando. Responde, ¿qué te ocurre? ¿Por qué no quieres hablar? ¿Acaso estás molesto por algo? Mira, entiendo que te sientas culpable por lo de Patty, pero yo estoy contigo y no te dejaré hacerlo solo porque yo…

July se acercaba a Mertin al tiempo que pronunciaba estas palabras, como intentando calmar un poco la inmarcesible agonía en el alma de aquel chico suicida.

 –Porque yo… Bueno, nunca he sido alguien muy cursi ni he sentido la necesidad de buscar a alguien. Sin embargo, cuando te conocí aquella tarde, todo fue diferente. Nunca olvidaré ese momento, ha sido el mejor día de mi vida, y yo solamente quería decirte que yo estoy…, yo estoy muy…

–¡Cuidado, July! ¡Detrás de ti…! ¡No te acerques a Mertin! –gritó Abdeko.

Las hadas rodearon a Mertin y se pegaron a él hasta cubrirlo por completo. Entonces el vómito de July comenzó a refulgir y se unió a las hadas que envolvían a Mertin. Súbitamente, se abrió un portal muy diferente al de la urbe pasada. Esta vez tenía forma de espiral y, en su interior, se apreciaba un color morado demasiado oscuro. Finalmente, Mertin caminó hacia el portal y entró, entonces portal se cerró.

–¡No, Mertin! ¡Regresa por favor, no sé qué hacer sin ti! ¡Tú eres la única luz para mí en este mundo de tristeza!

–¡July, cálmate por favor! No estés así, todo va a estar bien.

–Tú no sabes nada, niño. ¡Eres un bueno para nada! ¿Cómo podría sosegarme cuando la única persona capaz de sacarnos de aquí se ha ido?

–¿La única persona? –inquirió Abdeko.

–Sí, ¿acaso no lo sientes? Mertin es el único que tiene la fuerza espiritual para lograr sacarnos de aquí. Quiero apoyarlo porque sé que sus emociones son como un torbellino y no puede controlarlas. Por eso yo estoy a su lado, pero ahora no sé dónde está. Seguramente no lo volveremos a ver y nos quedaremos en este pestilente universo para siempre.

–¡Yo podría saber en dónde está! ¡Sí, creo que lo sé!

–¿Tú? Pero ¿cómo? ¡De seguro estás aliado con el sujeto que nos trajo a esta dimensión! ¿No dijiste que no recordabas nada más sobre este mundo?

–Escúchame, debes confiar en mí. No sé quién los trajo aquí exactamente, todos aquí lo adoramos, pero yo tampoco quiero permanecer en este sitio. Sé que dije que no sabía nada, pero, al llegar a esta urbe, he recordado más cosas. Posiblemente se deba a que, en mi universo, el uso de la conciencia cósmica está más desarrollado y eso me facilita las cosas.

–Pero ahora ¿qué haremos? No podemos atravesar al templo sin Mertin.

–Primeramente, debemos refugiarnos en algún lugar.

Ambos avanzaron por un sendero rocoso que convergía en una cueva, necesitaban trazar algún plan para hallar pronto a Mertin.

–Este lugar parece tranquilo.

–Muy bien… No estoy calmada, pero, por favor, cuéntame lo que sabes. Quiero salir de este universo tan pronto como sea posible, pero con Mertin a mi lado.

–Está bien, solo te pido que te relajes. Yo te cuidaré, en verdad ustedes me agradan y quiero hallar a Mertin tan pronto como sea posible. Te contaré lo que he recordado, es tan demente, no sé por qué siento que podría decir más, pero es como si pedazos de mi memoria se borraran… Ese portal jamás lo había visto ni tampoco ese color morado tan oscuro. Es tremendamente oscuro, sé que pudiste sentirlo. La urbe de la tristeza 13, la tristeza del presente es muy sofocante. Según se dice, es tan difícil salir de esta urbe, solo una persona lo ha logrado y nadie sabe en dónde está. En esta urbe el conocido como presente atrapa a las almas y las ancla a esta profunda tristeza. Los portales aquí se llaman portales niac y, a diferencia de los portales ikne, tienen la habilidad de recrear el presente que la persona desee y como lo desee. Son meras argucias que dan una sensación de seguridad y estabilidad, pero ese presente es más efímero que el pasado y las personas igualmente vuelven a esta urbe, siempre con la necesidad de volver a vivir ese presente engañoso. Las hadas abren portales y, como en la urbe anterior, el ciclo se repite indefinidamente. Debemos hallar a Mertin pronto, eso es un hecho.

–Vaya, ¡qué triste! ¿Quién sería alegre viendo un mundo así? ¿Cómo podría el corazón de un ser albergar tal tristeza?

–Escucha, July, yo tampoco sé qué demonios es todo esto. Antes pensaba que era un universo paralelo en el Hipermedik, pero ahora estoy dudándolo.

Abdeko comenzó a elucubrar sin darse cuenta de que July se había dormido. Paso un rato considerablemente largo, estaban en una muy mala situación.

 –Podría ser que… ¡No, no quiero ni pensarlo! Pero podría acaso que tal vez estemos atrapados en la conciencia de una entidad más grande… La distorsión de eso que ellos llaman tiempo y espacio es tan increíble que mi dimensión también se vería afectada. Si ese fuese el caso, el mismo Hipermedik corre peligro. Además, no tiene sentido que la urbe 11 haya desaparecido. No fue una ilusión todo eso, o ¿sí? Y ¿por qué? ¿Qué clase de aventura esotérica es la que estos 2 sostienen y contra quién? ¿Quién es Desmetis y por qué se le adora aquí? Y ¿cuál es mi papel en todo esto? ¿Por qué voy recordando cosas que nunca supe? –se cuestionaba Abdeko en su interior, aunque fue interrumpido por July.

–¿Cuánto tiempo me dormí? –preguntó July, despertando con un increíble sobresalto.

–No podría decirte cuánto tiempo porque, según entiendo, esa es una forma de medir que ustedes utilizan, pero ya te dije que yo no conozco tal cosa. Podría decir que fue un largo tiempo, creo yo. ¿Qué te parece si nos damos prisa para encontrar a Mertin?

–Sí, ¡hay que darnos prisa! La verdad es que estoy terriblemente espantada con todo esto. Hay que encontrar a Mertin y llegar al templo lo más pronto posible, Abdeko.

***

Los Vínculos del Alma


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