Vendrá un tiempo en que ya no recuerde más lo que fuimos cuando vivimos
Porque la verdad es que ya no sé ni cómo se terminó nuestro supuesto amor
Un día éramos todo, soñábamos con suicidarnos juntos en el sempiterno estío
Y, de pronto, rozábamos la boca de un extraño que difuminó el mundo divino
.
Temblaba como un perro, me ardían las entrañas ante tu traición vil y mortal
Ambos fuimos tan tontos para crear un universo que colapsaría muy pronto
Fuimos engañados como cualquier otro ser mediante el instrumento banal
Nos entregamos por completo, pero olvidamos nuestra naturaleza sin divinidad
.
Y aunque fue hermoso sentir tu corazón fusionando las partículas del mío
Sé que no volverá nunca aquel rocío de belleza espiritual que refulgió tanto
Que nos desprendió, por un parpadeo, de la cárcel en la cual perdimos la cabeza
Retornamos maltrechos, sin esperanza de un nuevo orden; contemplando el vacío
.
Principalmente, la muerte se encargará de redimir el daño ocasionado en el ayer
Tanto tú como yo fuimos partícipes de un hechizo que anunciaba opulencia
Creímos ingenuamente en el brillo de la falsa estrella que guía a los impíos
Entonces cedimos, debilitamos lo que en verdad somos por un suspiro del hado
.
El arte del cual hablabas terminó junto a la poesía que tu alma otrora adornaba
Un día se fue la desconocida magia que embotó nuestras consciencias dañadas
Y, por designio de una contradicción sacrílega, el reloj cayó del muro en silencio
Intentamos fraguar un estocástico choque, pero determinado estaba nuestro exilio
.
Desperdiciado y viciado jadeaba con cansancio el sol que alumbró el conocimiento
Secar las ramas del corazón y contar los vulnerables números del adiós, yo evadía
Ya no se escuchó más tu melifluo al pintar, tardé en comprender que no volverías
Fue complicado mirar las letras y aceptar que el deseo de besarte no era ya mío
.
No obstante, lo que ha muerto nunca regresa para abrazar la mentira y el robo
Nos sostuvimos mutuamente y escapamos muy lejos del siniestro absurdo del ser
Y, cuando menos lo sospechamos, las bocas tergiversaron la adoración de hallarnos
Volvemos a encontrarnos en este pálido extravío, pero ya sin deseos de amarnos
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Corazones Pegajosos