Amanece ya, de nueva cuenta otro triste martirio de 24 horas comienza
Un nuevo momento en que debo pretender que aún sigo existiendo
Sin colores, sin sabores y sin deseos de nada que no sea colgarme
Aún trato de no enfadarme cuando llego a esa prisión llamada trabajo
.
La cotidianidad es más fuerte que otras veces, me tortura demasiado
Ojalá que los hados se dignaran en extirparme para siempre de este mundo
Pues aquí en esta inmunda oficina es donde veo pasar mi patética vida
Condenado a repetir tareas sin sentido sin ninguna maldita salida
.
El sol se asoma y me fastidian sus rayos absurdos que calientan este mundo
Esta repelente civilización de hipócritas sin remedio donde nada tiene sentido
El odio que siento hacia todo y todos crece sin cesar, se intensifica tanto
Pero más me odio a mí mismo por no tener el valor de acabar con esto
.
Pienso en un árbol podrido y seco en la cima de una colina infame
Voy ahí cada vez que la insoportable realidad se ensaña conmigo
Tomo una soga y la coloco en mi cuello; me encanta la sensación
Quisiera terminar con todo, no volver jamás a existir ni a ser yo
.
A veces, hay una difuminación de colores producida por la luna
Oculta detrás de la colina suicida donde me refugio de la realidad
Donde la muerte es mi única verdad y todas las mentiras mueren
Así es siempre en mi mente: la catarsis del alma no tiene fin
.
Es esta una mañana más, mucho más tediosa y odiosa que cualquier otra
Gritos, papeles, correos y personas que jamás se callan ni se detienen
Esperar hasta la tarde para volver a casa sin energía y al día siguiente lo mismo
El pesimismo en el que todo esto me sumerge me hace sentir tan en el abismo
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Dulce Tortura