,

Confesión

Por todo lo que hemos hablado y lo que me has pedido, me he propuesto no hacer, no decir e incluso no sentir, pero la mayoría de las veces la última me resulta imposible y, francamente, indeseable, pues me fascina sentir; en especial, sentirte. Sé muy bien lo que una vez me dijiste sobre ti y sobre mí también, y te juro que intento todo para ser mejor y no hostigarte. Es difícil, a veces no sé cómo hablarte, qué decirte, qué preguntarte, porque no sé si querrás responderme, si te enojarás o si dirás alguna mala palabra. A veces me da incluso pánico pedirte que nos veamos porque, aunque no debería, me siento ignorado y molesto cuando dices que ya tienes algún compromiso, pero sé que debo respetarlo. Por eso casi siempre dejo que seas tú quien diga cuando vernos, porque yo también tengo mil compromisos, pero siempre tengo tiempo para ti sin importar día u hora. Tú siempre serás mi prioridad sin importar cuántas personas o actividades intenten ocupar mi tiempo.

¿Cómo no tenerlo? Si eres lo que yo más amo. No puedo exigirte eso a ti porque tú conoces tus prioridades y sé que es importante para ti compartir tiempo con otras personas, y está bien, lo entiendo. Podré parecer un loco, pero, por favor, no te asustes, que te aseguro que no es ninguna obsesión. Te confieso que yo mismo me doy ternura y un poco de gracia, pues, como te dije, me fascina sentirte. Esto no es una petición de nada, no te sientas comprometida a algo. Tan solo es una de tantas maneras de expresar mis sentimientos hacia ti y, mediante algunas palabras acaso descabelladas, expresarte un poco, de una manera un poco atolondrada, lo que me haces sentir. Y es que, tratándose de un ser tan divino como tú, con toda tu esplendorosa belleza y con unos ojos tan poéticamente bellos, ¿acaso podría hacer otra cosa que no fuera amarte? He llegado a desearte tanto que incluso alucino con tu cuerpo desnudo fundiéndose con el mío mientras tu sangre escurre y mancha mis cabellos.

Me gustas tanto, esa es la verdad. Cada fragmento de ti es como un exquisito poema que no me canso de leer una y otra vez. De hecho, podría leer la poesía más sublime en cada rincón de tu belleza encarnada y jamás me cansaría de sus versos plagados de infinita sensualidad. Fantaseo delirantemente con tu boca y miro tus fotos como un paliativo a la pasión tan imposible de contener que me provocas. Mirarte en persona, yendo y viniendo, con esa peculiar silueta tan propia de ti, me deja sin aliento. Tienes todo lo que me gusta, indudablemente te amaría en cualquier otro planeta o dimensión. Eres mi catarsis y mi destrucción, la confrontación conmigo mismo en la cúspide de la existencia. Adoraría tener la oportunidad de escucharte una vez más y confesarte al oído todo lo que jamás te dije, aunque tal vez no te diría nada, sino tan solo te haría el amor. Esta absurda confesión puede no significar nada para ti, pero para mí simboliza lo más puro en mi trágico dolor.

***

Caótico Enloquecer


About Arik Eindrok

Deja un comentario

Previous

Otra mañana sin colores

Catarsis de Destrucción 44

Next