Cualquiera que esté ahora feliz, que reflexione sobre todas las cosas absurdas y deplorables que ocurren diariamente; eso le bastará para deprimirse el resto de su patética existencia.
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Esta existencia no es algo agradable, más bien parece que estuviésemos ya en el infierno y, muy probablemente, tengamos que estar en él eternamente.
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Los únicos sentimientos que pueden imperar en quien ha comenzado a analizar esta miserable y putrefacta existencia son los negativos. Sí, todo en este lugar apesta a desperdicio y desdicha, a demasiada humanidad.
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La destrucción de la humanidad es algo que debe hacerse obligatoriamente si es que se quiere purificar este patético mundo que ahora no es sino una fuente de miseria y depravación.
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Y es que ¿quién no querría suicidarse hoy en día al percatarse de la intrascendencia y la estupidez que impera en la mayoría de las cabezas vacías que pululan absurdamente en esta pestilente realidad?
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Romántico Trastorno
