Congelado y destinado a la miseria de mi propia raza decadente
He escombrado hasta lo profundo del infierno para hallar una oración
Una sola me bastaría para sucumbir a la esperanza de proseguir
Aunque bien sabría de mi autoengaño, de la necesidad de morir
.
Quiero sentir la destrucción total de mi propia esencia tan asquerosa
Requiero oprimir el botón y saltar muy lejos en absoluta conmoción
Que cada pájaro conquiste los vapores surgidos de la devastación
Que cada humano cese en su fatídico andar por esta maleza de ranciedad
.
Nunca mi hermoso pesimismo había sido tan optimista como anoche
En la hermosura del crepúsculo expelí el sermón favorito de la deidad
Y los atribulados insectos devoraron mi carne para purgarme sin derroche
Contrito lupanar de locuras que atrajo mi cordura para vaciarme el alma
.
Era un hito perseguir colores y saborear el melifluo ya marchito
Petricor sublime y sueño divino, pernocto entre los senos clandestinos
La abolición de mi libertad incendió mi sombra y dejó escapar los gritos
Meras quimeras que postergaban el acto mediante el cual a dios mataría
.
La autodestrucción interna tendría que experimentar antes de fenecer
El tiempo derramado de los ascetas propaga el olor de lo sagrado
Pero no deseo satisfacerme, sino el signo para explotar este idilio
Cuando se termine, quedaré solitario y sin deseos de seguir vivo
.
Siempre había sido así, pues estar aquí no era parte de mi destino
Nada bueno había en mí que quisiera proyectar hacia el infinito
Para ellos era incluso una desdicha peor, un error sin ningún sentido
La existencia del humano me producía vértigo, era atroz tal desatino
.
Faltaba muy poco para que el río acariciara mis pálidas mejillas
Tirarme o soportar la intrascendente estancia en el averno funesto
Escuchar la apelación de mi muerte y dejarla controlar mi corazón
O aniquilar de una buena vez la monserga y revivir en el vacío
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Último Suspiro