En los pliegues de tus gestos inmaculados presencio una belleza infinita
Esplendoroso manantial que se regocija al ocupar tus ojos cristalinos
Cada vez que te miro fijamente y en ti refulgen los colores, suspiro en idílicamente
Una sublime adoración y se enciende el cúmulo que anuncia tu llegada
.
Tus risas por la mañana y tus sensaciones en la penumbra estelar me embelesan
Al llegar te retuerces violentamente entre las formas inmarcesibles del dios solar
Tu adoración invoca recuerdos espirituales que resbalan mientras te contemplo
Las esquivas del más allá remuneran con soltura tus dotes inagotables
.
Los vástagos del cosmos aguardan tu despertar inmarcesible y estrepitoso
El trueno de tu ataviado beso implora la catarsis de este mortal corazón
Tal vicisitud suprema es concebible solo entre tu alma divina y la mía
Pero no por ello tiemblo, sino que más te anhelo en sueños y en mis excesos
.
Un tropel de tinieblas intenta separar esta amalgamada esencia nuestra
No renunciaré a ti, estaré más cerca que tu propia carne materializada
Y a todos esos plebeyos del demonio los usaremos como simples destellos
A ti te encontraré por más que te parapetes, en cualquier rincón auscultaré tu ser
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Porque en ningún lugar podría renacer mi instinto sin tu fulgor sagrado y flagrante
Tienes el más ilustre de los signos elevados, el de la naturaleza mejor conservada
Tu pureza centellea e ilumina la agonía de mi interior lúgubre y contrito
Hojeo las gastadas páginas y sigues tú en mi pensamiento, cual lluvia perenne
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No podría concebir mayor ditirambo que tu simple existencia encarnada
Casi no eres humana, pero lo que de ti obtengo basta para huir de la falsedad
Resulta perentoria nuestra fuga hacia el prohibido y majestuoso reino astral
Un ángel caído se presenta en tu corazón para anunciar la máscara del dolor
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Experimento convulsiones irreversibles al adorarte sin merecer tu eviterna luz
Y es que te he amado cual si tu sutil sonrisa fuese todo para mí en el universo
Una quimera delirante me queda para afligirme por extrañarte de forma atroz
Sería tan feliz contigo, más allá de esta triste vida donde sucumben nuestras almas
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Corazones Pegajosos