Era falso, colegía tras el último y descabellado descalabro
Era absurdo, barruntaba después de apagar el laxo candelabro
El amor humano me repugnaba, sentía hervir mi cerval sangre
Su simple mención encolerizaba el más diminuto alambre
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Viles monos, el amor para ellos consistía solo pegar sus cuerpos
Era aquel un fétido y vomitivo intercambio de viscosos fluidos
Era lo único que ambos buscaban, saciar sus instintos más banales
Entregarse en el crepúsculo y, al amanecer, abandonarse sin rencores
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En eso se había tornado la única manera de expresar y recibir amor
Una retrógrada acción carnal que enloquecía a millones de títeres
Quienes solían ser bestialmente adictos a la pornografía y la prostitución
Con marcadas tendencias al más vil engaño y la infidelidad atroz
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Pero eso no los detenía en aquella prisión sexual que glorificaban
Ningún rasgo de respeto mostraban, solo gemir y follar solicitaban
Pero eso no era amor, era únicamente el eterno antípoda enclaustrado
La conexión más inefable jamás requirió del contacto de la carne
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Empujando hacia el vacío el amor, los monos vociferaban con ardiente clamor
Incapaces eran de estar más de unas cuantas horas sin sus cuerpos rozar
Escasa era su energía y una falacia la forma de amar que les había sido enseñada
¿Qué podía esperarse de meros entes moldeados para idolatrar la perdición?
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El amor jamás les perteneció, ni siquiera en sueños conocieron su divinidad
¿Cómo podría algo tan puro rebotar entre un tropel de monos parlantes?
Si no fueran tan tercos y ciegos, entenderían la blasfemia de su reproducción
El amor nunca ha necesitado de ustedes, existe muy lejos de sus inicuos enseres
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Sus actos han mostrado a todo el universo la ignominia de sus pobres ilusiones
El amor vibra en una sintonía opuesta a la baja frecuencia de sus emociones
Incautos y pendencieros, han creído que unir sus cuerpos sería el máximo don
En los elevados planos más allá de la eternidad, amar es solo el signo del fenecer
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Libro: Irrefrenable Tristeza