La verdad es que todos somos solo parcialmente heterosexuales, si así que le quiere ver. Siempre existe un grado en el cual nos sentiremos atraídos hacia uno u otro sexo, pero nunca se puede hablar de una atracción definitiva o absoluta hacia determinado género. Lamentablemente, todo tipo de imposiciones y absurdas normas sociales no han hecho sino empeorar nuestra divergencia y radicalizar nuestra esencia.
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Si de pequeños nos enseñaron que debía atraernos el sexo opuesto, eso es lo que creeremos y con eso creceremos y viviremos, intentando obedecer los patrones configurados en nuestra psique; mas esto no tiene por qué ser así únicamente porque la sociedad así lo marque y lo enseñe, pues, como se puede apreciar, y pruebas no faltan, lo que la sociedad entiende por bien y por mal es una estupidez sin límites.
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Es natural que a veces las personas sientan deseos, sexuales o no, afectivos o no, por alguien de su mismo género. Lo irreal es creer que esto no pasara, y que, si ocurre, debemos negar a toda costa lo que sentimos. Tal represión, ciertamente, sí que puede originar una especie de obsesión por rebelarse ante la eterna opresión sexual y emocional en la que hemos sido criados y en la que, por desgracia, moriremos.
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Algo que creo es que todos somos bisexuales y que eso es lo más adecuado para una raza retrógrada como todos nosotros. Todos, alguna vez en nuestras vidas, deberíamos, por lo menos, besar a alguien de nuestro mismo sexo. De no ser así, ¿cómo podríamos entonces proclamarnos heterosexuales sin antes habernos cerciorado de ello o de lo opuesto?
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La infidelidad es la salvación de los matrimonios y así lo prueba la historia. Una pareja que cree en los inservibles principios de la moral y la fidelidad se escinde de manera natural ante los primeros golpes del desamor. En cambio, una pareja que fomenta, practica y acepta que el humano no es un ser que pueda desear, apreciar y amar únicamente a una persona prosperará sin importar cuántas veces su relación se pueda tambalear. Así pues, amor e infidelidad van siempre de la mano y requieren uno del otro para subsistir.
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Obsesión Homicida
