Lo último que supe tras haberme dejado caer en el agua era que cometía algo estúpido, pero a la vez muy hermoso. Y era tan placentera la sensación de desprendimiento que, antes de desaparecer por completo, agradecí el último momento y me arrepentí de no haberme entregado antes al magnífico encanto del suicidio.
.
El encanto de suicidarse es una sublime forma de recurrir a la divinidad que la muerte puede conferir sobre la banalidad de la vida. La decepción de un mundo donde nada es justo y hermoso, donde todo carece de sentido e impera la estupidez únicamente dejan una alternativa: la puerta que permanece siempre abierta. Cruzarla es el comienzo de un estado aún desconocido, pero tal vez más encantador que la existencia humana, tanto como el amor.
.
Y es que, antes del fin, aún espero enamorarme por última vez, pues sé que solo eso me obsequiará una muerte mucho más encantadora.
.
Despertar desesperado por no hacerlo, continuar a pesar de añorar el descanso eterno. Ensuciarse en la inmundicia que es la humanidad, no saber ya si me hallo vivo, muerto o si al menos soy real.
.
Tu límpido y afrodisiaco calor me protege de la realidad. En tu belleza espiritual y sempiterna se plasman mis delirios. Cada recuerdo está inspirado en las pinturas de tu alma refulgente. El poeta suicida que rompe dimensiones en ti tatuará su mente.
.
De eso se trataba al abrir los ojos por la mañana y enfrentar otro día en este banal mundo, tan solo de olvidar que estaba vivo para tener la voluntad de seguir viviendo.
.
Libro: Encanto Suicida