Abrupta Interrupción

Desprendiéndome de las abyectas raíces del castigo inmundo

Balanceándome por el arcoíris de la venerable bruja inhumana

Memorables palabras se arremolinaban para obtenerme tal cual era

Gritos en el talud de la mañana saludaban mi farsante envergadura

.

Y, hasta entonces, de ti no me había empapado la lluvia moribunda

Caía abundantemente sobre las ruinas del que fuese nuestro coro

En las grutas concomitantes se estrellaban las mismas lunas exangües

De ese sentimiento que manchó con curiosidad el lienzo oculto

.

Empújame y arráncame la carne para descubrir el origen del demonio

Antes no intuía la distorsión que doblegaba mi alma hacia el péndulo

Pero aquella sustancia viscosa desprendió mi mente de todo dolor

Y, a partir de las cenizas, se elevó el fénix supremo que no era ya yo

.

Era lo mejor que sabían hacer, pues arrebatadas sus almas habían claudicado

Tan poderosa e insospechada se ocultaba la pseudorealidad de los símbolos

Que se solía considerar como verdades las argucias orladas con oquedades

Así que de aquella mácula me independicé, pero tomó de mí más de lo elucubrado

.

Lo único que me quedaba era aceptar la sombra que, peligrosa y violenta, bramaba

La hice mía en una noche de resplandor eterno, ante la caldera de los aquelarres

Imposible y devastador fue descubrir qué era yo sin esconderme en aquel vestido

Una hermafrodita espiritualidad crecía incipientemente y reproducía la envoltura

.

Desde el comienzo imaginé al profeta que nunca existiría sin el desdoblamiento

Y un acompañante de trastornada personalidad escarbaba para desenterrar mi alma

Juré que haría lo que fuera necesario para evolucionar y alcanzar la prohibición

Incluso si eso significaba destruir lo que más amé en mi humana e inútil condición

.

No puedo negar que creía conocerte más allá de lo extraordinario y lo trágico

¿Quién habla ahora y cree comprenderte mejor de lo que tú le permites ver?

Es esa voz en forma de navaja que rasga el cuello de cada creación diáfana

Y sonreí antes de caer al vacío, pues al fin había logrado desconectarme de mí mismo

.

Irrefrenable Tristeza


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Capítulo XXII (LEM)

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