Te deseo suerte en tu camino, no te guardo rencor por nada. Y quiero que sepas que, si algún día recuerdas que alguna vez en tu vida existí, no olvides que estaré pensando en ti, aunque mi alma esté ya fuera de mí.
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Fuimos una página más cuyas letras se difuminaron a través del tiempo con el constante uso. Te llevas mucho de mí, pero es diferente esta vez; pronto serás solo una hoja que se ha llevado el viento, una más en esta tragicómica historia de desasosiego y desamor que es mi vida entera.
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Solo esta efímera instancia en este mundo contradictorio nos ha unido por tan poco. Tal vez se haya tratado solo de una rara coincidencia o un aún más raro destino, aunque ya no importa. Pues todo lo que vivimos fue en vano; fue una triste ironía con la que soñamos tanto para que, al final, solo subsistiera el infinito dolor de habernos conocido y distanciado de la manera más absurda.
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Eras mi centelleante luz en este mundo gris, revelabas los más anhelados cielos y los más temidos infiernos. Junto a ti creía rozar una especie de magia donde podía disolver toda mi oscuridad y purificarme con tu sublime esencia. Pero todo terminó de modo abrupto y también así es como hoy llega a su fin mi patética existencia, pues, sin ti, no tiene ningún sentido ya seguir aquí.
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Si hemos de separarnos en esta existencia, al menos quiero que antes de la muerte podamos encontrarnos una última vez para besarnos de la manera más profunda y apasionada hasta quitarnos el sabor de los besos que en otras bocas absurdamente en vida probamos.
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Amor Delirante
