Jerarquías adustas atravesaban los rincones de la destartalada humanidad
Por las feroces arcadas indecentes gritaban las garras del hermano supremo
Los pestillos habían sido extirpados de las cabezas para cegar los ojos seculares
En pantanos resurgían formas fugaces de una supuesta entrega a la crueldad
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Todo lo recibían con prisa y sin meditación, la absorción del mal era su símbolo
El homúnculo bramaba impetuoso y ansioso entre las flores del infeliz verano
Una temporada común era esta donde la sabiduría no valía ni un centavo
No obstante, lo más vil se había matizado y usurpado a lo auténtico y lo sagrado
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Ellos estaban dormidos y en esa concepción se malgastaban páginas de banalidades
¿O era este montón de ideas inconexas quien osaba invertir la moral de los monos?
Por supuesto que en tales condiciones se hubiera proclamado mil veces la libertad
¿Y serviría de algo evadir la servidumbre cuando elegir estaba en otra cumbre?
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¿No es así como se materializaba la vida, aunque tampoco se esperara más de su solera?
La ranciedad de la existencia inflamaba mis pensamientos hasta llegar al suicidio
Con cuanta intrascendencia percibía a cada humano cuyas acciones eran una quimera
Cuya retahíla de anhelos no podían rebajarse más o terminaría por desgarrar el idilio
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Ilusiones, meras supercherías para conferirle a la vida un sentido ficticio
¿Es que en tal perplejidad se podía todavía desear prolongar este disparate?
¿No estaba ya extenuado de esta náusea cotidiana en cuyas fauces sucumbía?
Necesitaba un poco más de muerte para consagrar la utopía de la amnistía
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Por doquier, aciagos y pendencieros sermones de huecas criaturas deformes
Sería mejor censurar este planeta para no continuar con esta anodina artimaña
Pues hasta en el superhumano se ostentaba con avidez la más miserable esencia
Ninguno era diferente; solo se les concedía vivir para experimentar su infinita miseria
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Mas nada se podía hacer para evitar que los monos continuaran ensuciando el palacio
Para sobrevivir ante la costumbre de soportar imperfección, cualquier máscara he usado
Pobres humanos, cuánta energía y materia desperdiciada en una raza tan insignificante
Que vive bajo el yugo, sin importar espacio o tiempo, del falso dios que se han inventado
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Libro: Irrefrenable Tristeza