¿Qué droga consumir cuando ya nada parece tener efecto en mi trastornada percepción y en mi alma totalmente consumida por el sufrimiento, el desamor y la desesperación de existir? ¿Acaso alguien puede prescribir algo que detenga este martirio y que evite que esta noche se termine mi miserable y fútil existencia?
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Era relajante adornarse un poco los brazos, pero sin llegar a la parte culminante del proceso. Tan solo requería un alivio momentáneo, deshacer todas esas locuras en mi horrenda imaginación y apaciguar el averno en mi interior. La sangre derramada valía la pena y emplear la navaja no era una condena, sino la oportunidad de liberar mi verdadera esencia.
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Cortarse un poco las muñecas para poder respirar un poco más y llorar abundantemente cada noche para poder sobrevivir solo un amanecer más… Esa era mi condición actual en mi patética y aberrante existencia humana.
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Y, cuando decidí alejarme por completo de todos mis amigos y familiares, incluso de mis padres, comprendí que el momento estaba cerca. Ese era el último y desesperado intento de un espíritu en la más profunda desolación: la soledad con la esperanza de la renovación, pero también con el peligro de acercarse un peldaño más hacia el encanto suicida.
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La existencia es absurda, ridícula y triste, eso lo tengo más que tatuado en el alma. Lo que realmente no entiendo es por qué se debe llevar a cabo tal atrocidad si solo nos ocasiona sufrimiento y agonía a cada momento; mismos que seguramente no tienen tampoco ningún sentido. He ahí la contradicción de existir: el origen del halo de la desesperación. ¿Es que hemos de vivir solo para sufrir? ¿Es que todo cuanto nos queda por vivir es la muerte? ¿Es que el suicidio siempre ha sido la única catarsis real y posible? Tal vez algunas palabras poéticas puedan consolarme un poco, pero ya nada podrá jamás devolverme los deseos de seguir adelante.
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El Halo de la Desesperación