Cerúleo conflicto, la guerra estallaba en el planeta del inferior y estulto mendigo
En las montañas escurrían miríadas de centelleantes guerreros sangrando por doquier
La victoria se había tornado en algo más imposible que la libertad para los ignotos
Carecían de la llave para descifrar los arabescos idílicos en la construcción cautivante
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Durante las infinitas batallas usurparon la mente de los contaminados
Y ellos, acostumbrados a las querellas enfermizas, opusieron infame resistencia
Intentaron los espíritus del águila purificar la inenarrable asquerosidad humana
Pero fallaron y cayeron desprovistos de alas, suplicando por el retorno del eterno
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Las guerras estaban definidas desde el prolegómeno del éxtasis sideral
Las supernovas imprimieron una esperanza fútil en los alienados del dolor
No obstante, los luctuosos y viles monos se parapetaron en su vomitivo pantano
Y los resplandecientes vuelos del águila memorial se perdieron en la oscuridad
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En la modorra del ente siniestro surgían fofas e insanas entidades
En la retahíla del cielo fúnebre descansaban los espirituales restos del águila
En el olvido se encajaron todas las agujas destinadas al humano sombrío
Fueron escasos los perdonados, en su mayoría fueron exiliados hacia el óbito
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Calamidad del tiempo, constricción del inmenso manantial ingrávido
Primigenios hierofantes invocaban el regreso del águila espiritual
Todos bramaron y recurrieron al impertinente y falso dios a cambio de poder
Aunque intrascendente fue su existencia, los monos contaminaron el amanecer
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Diatribas vehementes coronaron a los supuestos nuevos reyes del orden
Miserables larvas tomaron las riendas de una enervante civilización
Se implantaron absurdas creencias, así como pensamientos ínfimos y humillantes
Pero los seres carentes de alma jamás cuestionaron las mentiras alucinantes
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Libro: Último Suspiro