No importan las razones que creamos tener para existir, pues todas y cada una de ellas tan solo son mentiras y autoengaños que nos han alimentado durante todo este tiempo. No obstante, si consiguiéramos librarnos de estas artimañas existenciales, muy probablemente tendríamos que librarnos de nuestra existencia misma.
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¡Agónica existencia que no ofreces tregua en tus variadas formas de infinito sufrimiento y que te encarnizas con ironía en las almas más débiles! ¿Podría ser que acaso te hayamos malentendido y que lo único que deseas de nosotros es nuestra indispensable defunción?
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De hecho, abrir los ojos por la mañana y saber que aún seguimos vivos en esta putrefacta prisión llamada vida ya es motivo suficiente para estar brutalmente deprimidos.
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Esta existencia no es sino una gran pérdida de tiempo, pues no hay realmente nada interesante por explorar o lograr. Todo es solo una absurda y ridícula mentira que ya no puedo tolerar por más tiempo, así que ha llegado el momento de poner punto final a esta tragicomedia y conocer algo que, espero, sí valga la pena: la muerte.
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La combinación de voces inhumanas era sumamente delirante y me transportaba a un estado de psicosis extremo. No sabía si estaban en mi cabeza o fuera de ella, si eran reales o no. Pero ya ni siquiera eso era relevante, lo único que anhelaba era escucharlas por siempre y, así, silenciar los ridículos ruidos de una realidad nauseabunda plagada de humanas y patéticas voces.
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Manifiesto Pesimista
