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Obsesión Homicida 58

Tan patéticamente caminaban sin rumbo en sus putrefactos cascarones de carne y hueso aquellos charlatanes de la existencia que, sin duda alguna, debían ser completamente ignorantes de su auténtica naturaleza: seres inferiores con anhelos mundanos y absurdas metas. Ese y ningún otro era el reflejo del abyecto sinsentido humano que tanto se buscaba matizar para evitar un posible suicidio masivo. No había razones para continuar existiendo, pero la pseudorealidad y sus amos/esclavos siempre inventaban alguna que otra argucia que embriagara a las masas y que les evitara una reflexión profunda y sincera.

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No entiendo cómo puede llamarse seres racionales a los humanos, pues me parece que tal término es solo una forma superflua de enaltecer un inexistente intelecto. Y no solo eso, sino también la evidente contradicción interna que impera en cada uno de nosotros… Esa que nos hace querer arrancarnos el alma y, a su vez, también nos hace crear obras divinas. El ser debe aprender a controlar sus emociones, solo así podrá vislumbrar el sendero hacia la sublimidad máxima.

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Todo es una gran mentira, es como estar atrapado en un pantano de desperdicio. Sin embargo, pese a ello, las personas se sumergen cada vez más en él y, cuando les es mostrada la suciedad en la que han horadado, se regocijan de estar en tan sacrílega condición. ¡Qué nauseabunda es la esencia humana, tan infectada de ridículos dogmas, leyes absurdas y fábulas de otros reinos donde se supone se encontrará lo que aquí no! Así es el animal humano: prefiere soñar con lo irreal en lugar de luchar por lo real.

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Al mirar el funesto despliegue de aborrecibles actos cometidos diariamente por los seres humanos, pude menos que pensar en la inexactitud, indiferencia e inutilidad del mayor y más quimérico inventor de tan precaria raza en su absoluta decadencia. No sé si ese tal dios es el diablo mismo o al revés, lo único que sé es que este mundo está más podrido que cualquier basurero y apesta más que cualquier mingitorio. No digo con esto que no pueda existir algo más allá, sino que, por alguna razón más allá de mi alcance, permanecer inexplicablemente indiferente ante el dolor, la desesperación y la miseria del mundo.

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Solía creer que ya no existía en el mundo algo de lo cual sorprenderme, pero estaba equivocado. Ahora sé que existe ese algo con lo cual asombrarme en cualquier lugar y tiempo, lo único que debo hacer para atisbarlo es prestar un poco de atención a las personas y su irreparable, sobresaliente e inagotable estupidez.

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Pasaba que, cuanto más lejos y con mayor fuerza trataba de alejarme del vacío existencial, volvía siempre a ese absurdo insostenible, pero más hastiado y exhausto de vivir en tan banal infierno disfrazado de cielo. Los placeres de esta pseudorealidad tan mundana ya no significaban nada para mí, puesto que aquello que yo buscaba no podría encontrarse de ninguna manera aquí. Mi verdad, de existir, se encontraría solamente más allá de la muerte; cualquier otra supuesta verdad sería para mí meras quimeras diseñadas para adoctrinar aún más a las masas.

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Obsesión Homicida


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