Tus engusanados miembros no detuvieron los deseos que tenía de poseerte aquella noche, pues solo tu silueta era la que me excitaba hasta el delirio. Por eso, tu tumba estaba vacía cuando intentaron robarte el corazón milenario que ahora reposa en mi alcoba, coronando mi recinto y centelleando junto a tu vetusto retrato. Y es tan vívido aún tu olor que puedo fácilmente desposarte y consumirte poco a poco en mi psicótica imaginación.
.
Me considero muy afortunado por haber descifrado cada uno de los misterios que esconde tu bello ser, por haber intuido el etéreo cromatismo que refulge en tu alma y por haber compartido unos momentos a tu lado en esta horrible y humana pseudorealidad.
.
Mi simple percepción humana no podría concebir un ser tan radiante, hermoso y superior como el que en ti la naturaleza ha osado conformar, pues solo puedo decirte que tienes absolutamente todo lo que me enloquece.
.
Me inquieta no ser yo mismo después de estar contigo, experimentar tan delirantes sensaciones; así como también me intriga tanto saber que mi tonta humanidad de ti se ha enamorado perdidamente.
.
Presiento que estar contigo terminará por consumirme, pero ese es exactamente mi mayor sueño: matarme entre tus brazos.
.
Desde que te conocí, me percaté de que eras alguien excepcional. Y no precisamente por tu cuerpo ni por lo que puedas poseer en este mundo terrenal, sino por lo que tu alma posee: ese halo de hermosura eterna y de perfección espiritual.
…
Amor Delirante