Al final, no tendremos nunca certidumbre de nada y esa es otra de las causas de la desesperación de existir: la cumbre del absurdo en su máxima expresión.
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¿Qué sentido tiene una existencia donde no hay algo que pueda ser comprobado contundentemente más allá de la percepción humana? ¿La vida y la muerte son solo espejismos? ¿Qué es el tiempo más allá de una abstracción o una ilusión? ¿Qué es el ser y por qué existe? Y dentro de todo este sinsentido sempiterno, una pregunta retumba en mi alma más que cualquier otra: ¿por qué el suicidio no sería lo mejor?
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Las contrariedades de esta existencia hacen que mi cabeza divague y se abrume demasiado, lo cual no creo que sea adecuado. No obstante, de otro modo, sería tan solo un títere hambriento de sexo y dinero que no se cuestionaría nada: un humano promedio.
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Al fin y al cabo, resulta imposible saber por qué el ser se aferra tan desesperadamente a la vida, siendo que esta carece de todo sentido y es una gran pintura de sufrimiento, hastío y decadencia.
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Tal vez solo enamorarnos puede hacer que esa llama que creíamos ya extinta en nuestro exterior vuelva a arder un poco más. Sin embargo, la magia se acabará más pronto de lo esperado y entonces nos percataremos de cuán engañados estuvimos y estaremos mientras nos aferremos a permanecer vivos.
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Romántico Trastorno
