Me parece que todavía podría amarte si te encontrase de nuevo, si tan solo de mi mente pudiera borrar el execrable recuerdo de tu boca sobre los labios de alguien más…, recuerdo que, ciertamente, no me ha permitido mantenerme cuerdo.
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La mayor ironía de todas es que yo sí te amé, pues, pese a todo, siempre busqué tu libertad. En cambio, tú, ahora lo sé, lo único que deseaste siempre fue mi infelicidad.
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La vida es más como una tragicomedia de mal gusto que debemos llevar a cabo que realmente algo que se desee experimentar.
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La existencia es tan solo un deprimente viaje por el infierno, pero uno que se debe pagar muy caro, pues es uno que se debe hacer sin siquiera haberlo solicitado.
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Se supone que en este mundo infame la supuesta felicidad está determinada por el materialismo, el dinero, el sexo, el poder y demás zarandajas. Lo que me cuestiono es si realmente eso acerca mínimamente a la verdadera felicidad, y si lo más cercano a ello no sería el ya no desear nada, ni siquiera el seguir viviendo…
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Romántico Trastorno
