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Romántico Trastorno 59

Tan solo necesitaba un motivo que fuera completamente cierto para poder soportar algo que percibía como completamente falso: la existencia. Lo irónico era que, sin importar cuánto o dónde buscase, ese motivo no aparecía nunca. O, si aparecía, era tan efímero e insuficiente que terminaba por carecer de todo maldito sentido. Finalmente, me resultó inevitable no concluir que el único motivo que me quedaba por explorar era el homicidio, y esto, como si de una droga se tratase, se convirtió en mi eterna obsesión.

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¡Pobre y patética humanidad! Infestando sus débiles mentes con todo tipo de repugnantes y triviales ideologías. No pueden notar que su esencia está podrida y que su existencia carece de todo sentido. Son solo monos parlantes que, en su infinita y blasfema ignorancia, han osado creer que son el pináculo de la evolución. Nada más alejado de la realidad que esto, pues claramente el ser humano debe ser solo un accidente de la creación o quizá ni eso.

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Algunos me dicen que soy muy pesimista y yo les contesto que, si realmente lo fuera, ya no estaría con vida. Soy tan solo un optimista fracasado, creo. Me parece, de cualquier modo, que la existencia es un conglomerado de caóticas contradicciones donde no importa realmente qué postura adoptemos, nos veremos sometidos a sus designios irremediablemente.

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Solo intentaba que entendieras mi dolor, que sintieras un poco de la agonía que acribilla mi ser diariamente al no poderme matar. Y por eso tuve que matarte a ti mejor, pues al amenos así podría volver a dormir tranquilo sabiendo que tú ya no estás más en este horrible mundo. Ahora debo reunir el valor suficiente para acompañarte en el más allá y poder amarte sin que mi tonta humanidad resulte un estorbo. No será fácil, pero siento el sublime llamado de la soga que me recrimina mi cobardía y entiendo que no puedo postergar más el delirante acto de quitarme la vida con la única esperanza de volver a besar tus labios.

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Todo este mundo es una maldita farsa, una absurda bestialidad sin límites donde imperan el sexo, el dinero y el poder. Todo este mundo está condenado al olvido, pues, a lo más, debe tratarse del excremento de un dios frustrado.

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La simpleza, estupidez e ignorancia de la mayoría de las personas es algo típico, no algo de lo cual sorprenderse. En realidad, son pocos los seres que tienen algo que ofrecer y que, ciertamente, merecerían vivir de manera un poco menos miserable. Pero, al fin y al cabo, todos debemos ser aniquilados sin compasión. Esa y no otra es la única forma de purificar este mundo absolutamente contaminado en todo aspecto por la execrable esencia humana.

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Romántico Trastorno


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