Se arrastra por la maleza el negro rocío que hastía mi deteriorada percepción
Quisiera que se mantuviera apartada de mí esa indescriptible sensación
Pero no es posible, pues sobrepasa mi entendimiento con su intromisión
Infecta la miseria de mi existencia y arrebata el sentido a todo dolor
.
Gracias a ella, he recobrado la energía para proseguir mi anodina elucubración
Me espanta con sus necesidades, pero no tengo forma de evadir su influencia
Ya antes había sentido su llegada cuando se mezcló en mi cabeza con tal violencia
Y, al despertar del letargo inhibidor, supe que ya no era yo el mismo que nació
.
Aquella noche de locuras reminiscentes algo se introdujo y me reconstruyó
¿Qué fue aquel vaho que del infierno se elevó y que modificó la encrucijada?
¿Qué independizó mi cuerpo del presente malsano que amortajó el eco sagrado?
Cada día desde entonces se ha tornado en una batalla por recuperar mi razón
.
Fue así como se heló mi corazón y se marcharon los pensamientos de querer vivir
Tan natural como contemplar el mundo al que pertenezco y regurgitar la experiencia
Se inmiscuyó paradójicamente mi alma hasta la penumbra indescifrable de la muerte
Estaba harto de esta dimensión, nutriéndome siempre con la esencia de la incongruencia
.
Curioso despertar que me impulsó a la banalidad para luego trastornarme
Que alimentó las necesidades de mi humanidad con tal de satisfacer la célula
Y que, no obstante, destruyó lo impuesto para lanzarme hacia el río iridiscente
Donde me aguardaba la agonía de sufrir cuando por la mañana los ojos abría
.
Cada vez con mayor vigor, intolerable resultó la sombra que me reemplazó
Lo que conocí como inherente se esfumó para carcomer la ficción de existir
La nueva vida fue la entelequia mediante la cual yo mismo asesiné al tiempo
Y, cuando finalizada fue la meditación, comprendí que era yo quien se había matado
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Último Suspiro