La siniestra faceta del interior volvía de nuevo para emanciparme
Los rugidos de aquella sombra parecían no concederme ni un momento
La blasfemia de existir desfragmentaba cada átomo de mi cuerpo putrefacto
No hubiese querido que todo terminase así, pero mi cerebro estaba acabado
.
Hacía unas pocas horas que había comenzado otra vez, siempre palpitando
Parecía provenir de un lugar de donde no podía esclarecerla ni tampoco extirparla
Pues era más inmanente en mí que mi asquerosa e insana existencia
Y desgarradores fueron esos atardeceres en los cuales devoraba mi mente
.
¿Qué será esa sensación tan desgastante? ¿Por qué me taladra así el alma?
Ya ni siquiera puedo sentirme yo mismo, pues ha emponzoñado cada milímetro
Ya no puedo odiar ni tampoco amar, tan solo me recuesto y espero mi muerte
Tan solo manifiesto un último deseo: permítanme acabar con este triste pestañeo
.
¿Cómo explicar lo que uno no entiende en su propia naturaleza? ¡Maldición!
¿Cómo dilucidar la desesperación que invade mi ser en cada encuentro?
Si hubiera una forma de confrontarla, de indagar en esos malditos laberintos
Tal vez ni siquiera me importa ya, pues creo que ya casi estoy del otro lado
.
Y divago por un último elemento que me muestre la puerta del veneno
Con la vana y estúpida percepción de quien solo vive por obligación
Hay un cromático desierto de nubes en donde puedo olvidar que existo
Las manecillas se detuvieron, pero mis pensamientos ya me son tan ajenos
.
Son solo ilusiones de una demencia melancólica que destruyen mi realidad
Imágenes repugnantes y sonidos impertinentes que decoloran el lienzo
Y aún sigo aquí acostado: ebrio, loco, solo y sin ningún deseo ya de ser yo
Pero nada más queda, únicamente miro al techo con la esperanza de morir hoy
…
Quimérico Enamoramiento