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Un asqueroso error

Y esto, creo, lo entiendo y lo acepto. Pues ¿qué cualidades tengo yo como para que alguien quisiera estar conmigo? Ni siquiera soy capaz de llenarte carnalmente, ¿cómo podría entonces esperar mantener una relación bien? Y es algo que ni siquiera entiendo en mi naturaleza y que ha moldeado mi personalidad en la de un ser tímido y patético. Si tan solo pudiera ser menos defectuoso, si tan solo tuviera menos problemas, si tan solo pudiera hacer las cosas que las personas normales hacen: reír, disfrutar, fornicar, amar… Pero creo que estoy podrido, que soy un fracaso, una sórdida equivocación. Lo que quizá me desagrada más es mi reflejo en el espejo, esa nauseabunda forma física que poseo. Pero supongo que al final todos estamos solos, así que está bien. Así de triste es la vida y más la de un ser tan absurdo como yo, un ser miserable que jamás ha podido apreciar las supuestas cosas buenas de la vida. Ahora es ya demasiado tarde, ahora solo resta el suicidio.

Y todo lo que he llegado a pensar y a escribir jamás fue bueno, jamás fue algo que considerase con orgullo, sino todo lo contrario. Me repugnaba leer lo que escribía porque sentía que era horrible y que tan solo era el producto de un fracasado. Por eso deje de hacerlo, por eso destruí todos los poemas y los pensamientos que alguna vez ilusamente plasmé creyendo que significaban algo, pero no. Y sé que las dos personas a quienes alguna vez tuve la tonta idea de dedicarles mis escritos ni siquiera llegaron a considerarlos como algo especial o mínimamente agradable, pero eso es normal. ¡Que increíble que un error como yo haya podido soportarse 26 años, esparciendo su miseria y estupidez por tantos lugares! Y ¡qué ridículo que no tenga el valor para suicidarme esta noche, pues indudablemente es lo único que me queda! El mundo estará mejor sin mí y las personas también, pues realmente jamás me sentí parte de nada ni me agradó relacionarme con nadie.

Tan solo la muerte podría ya purificar el conglomerado de putrefacción, disfunción y náusea que me conforma. Mi consuelo, acaso, será no volver a existir jamás, pues alguien como yo no merece disfrutar nada ni ser amado por nadie. Hoy solo quiero llorar vehementemente mientras corto mis muñecas y me deprimo en esta triste habitación con la esperanza de no volver a despertar jamás en esta execrable realidad. Solo deseo dormir eternamente, desaparecer de cualquier universo o dimensión posible y no volver a ser yo nunca. El vacío deberá bastar para que se desintegre cada átomo de mi nefanda constitución y exploten todos mis anhelos humanos. Al fin el momento de decir adiós llegará y lo agradeceré infinitamente, lo saborearé en cada parte de mis entrañas porque es lo que siempre he querido. Nada, así pues, me complacerá más que abandonar una realidad infestada de seres que detesto. Al final, nunca tuve certeza de nada, tan solo de una cosa: siempre fui un asqueroso error.

***

Caótico Enloquecer


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