Lo que único que no soportaba realmente de mí era el hecho de estar vivo, de sentirme absurdamente forzado a existir en un mundo que detestaba más aún que el acto de respirar.
.
Nada hay más placentero que masturbarse, o ¿es que acaso no estamos todos solos, al fin y al cabo? Entonces ¿para qué fingir que se requiere de otro ser para aquietar esos impertinentes impulsos sexuales? El ser tiene en sí mismo todo lo que necesita para sobrevivir en este mundo patético, al menos en eso sí se ha acertado. Por lo tanto, es inútil buscar compañía desde cualquier perspectiva, sobre todo en la sexual.
.
Si alguna vez pensé que esta infame pocilga llamada falsamente civilización no podía estar peor, no sabía cuán insensato e ingenuo era entonces mi moldeado pensamiento; de hecho, aún lo es, solo que ya no espero nada de la civilización, tal vez solo su extinción.
.
Amor, felicidad y demás términos comúnmente empleados por los humanos… ¿Cuándo se reconocerá la imposibilidad de definirlos en un sentido verdadero y no de mantenerlos en la consciencia como viles implantaciones que la mentira más grandiosa de este mundo ha propagado?
.
La ineptitud de la humanidad siempre se supera de manera incuantificable. Cada vez son más aquellos que supuestamente viven en la felicidad y el amor, aunque no tengan la más irrisoria idea de la profundidad y auténtico significado de tales términos. Incluso ¿existirá definición apropiada más allá de la mundanidad con que se les ha ataviado?
.
Libro: Encanto Suicida