Pensamientos RT4

Odio pensar que ya se ha consumado, que ya es muy tarde para oponer resistencia. Pero incluso ahora la muerte ya no me parece tan bella comparada contigo, ni el suicidio me embriagaría tanto como el sabor de tus besos. Sí, odio todo esto, pues es muy invasivo pensarte tan infernalmente. Pero ¡maldita sea! ¡Qué martirio tan deleitante! Me parece que ya es momento de aceptar que me enamoré de ti, y que eres todo lo que veo en este sinsentido que es la existencia humana.

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Me encanta mirarte tontamente. No sé… Tal vez sea tu sonrisa sibilina, tu inefable mirada, tus cejas sensuales, tu cabello divino, tu boca adictiva, tus manos lozanas, tus caricias perfectas, tu alma sublime. Y, a pesar de todo lo anterior, no encuentro aún la razón exacta de por qué me encantas. Supongo entonces que debo decirte que, si no es contigo, ya no quiero estar vivo en ningún mundo. Y, si no es entre tus brazos, ya no quiero nada de nadie más, ya no quiero volverme a enamorar jamás.

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¿Por qué me gustas de esta manera tan delirante? Bueno, supongo que no sé con certeza qué responder, lo único que sé es que, cuando te conocí, sentí que eras la culminación de todos mis dolores, tristezas y obsesiones. Y, cuando te besé, entendí que, tal vez, nuestros corazones estaban destinados a palpitar juntos hasta el amanecer suicida.

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Cuando pienso en ti la existencia ya no se me presenta tan insoportable, la vida ya no me parece tan infame. Cuando pienso en ti encuentro el único motivo para continuar respirando: tus labios.

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Tan solo quería que me abrazaras un poco más para sentir que valía la pena vivir un día más.

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Para mi eterno e imposible amor…

Libro: Romántico Trastorno


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