Cada vez me convenzo más de que soy un fracaso, un caso perdido. En todos los aspectos me detesto, me doy asco. No encuentro ninguna razón para que algo como yo exista, pues me siento como el peor de los excrementos. Todo en mi me molesta y me fastidia al punto de no soportarme ya ni por unos segundos. Así, libro una lucha contra mí mismo todos los días, siempre buscando maneras de destruirme y de torturarme psicológica o físicamente. Me gusta cortarme un poco porque ese dolor lo considero como un castigo contra mi inutilidad y lo horrible que soy. Hace tanto que ya ni siquiera puedo experimentar placer alguno y que todo, en verdad todo ha perdido sentido. ¿De qué sirve continuar así? Es decir ¿qué sentido tiene que alguien como yo continue respirando? Ninguno, desde luego, pero me sigo autoengañando demasiado todavía. Aún pretendo que las cosas pueden ser distintas, aunque bien sé que mi condena y la de la humanidad es definitiva.
La humanidad es horrible y yo soy aún más detestable. Por si fuera poco, soy un inútil en todo el sentido de la palabra; un auténtico fracaso. Si, y ahora entiendo por qué mi padre siempre alabo a otros frente a mí, por qué siempre me sentí renegado y excluido. Ahora entiendo por qué jamás pude experimentar un poco de reconocimiento ni amor. Tal vez lo único que necesitaba era eso: amor y comprensión. Pero no, y creo que ya es demasiado tarde para esas cosas. Todos los recuerdos de mi pasado son solo sufrimiento y agonía, siempre jugando un papel de fracasado y víctima, de una persona cuya existencia es un error. Y hoy no me queda la menor duda de que así es. ¿Qué tengo? ¿Qué me queda? ¿Que soy y que seré en el futuro? No hay ninguna razón para seguir viviendo cuando todo a tu alrededor está podrido y cuando todo lo que haces termina mal. El suicidio es lo único que resta entonces, aquella sublime entidad que habrá de purificar toda mi miseria.
Supongo que es difícil ser sincero contigo mismo, pero no puede ser menos evidente que estoy solo y loco, al borde del ocaso. Leer, reír, comer, disfrutar, escribir… ¿Para qué? Si todo lo que soy y lo que hago carece de sentido. No soy bueno en nada y a nadie podría causarle un mínimo de felicidad mi presencia. No tengo amigos, pero tal vez así está bien o no lo sé ya. Hace tanto que me siento tan solo y creo que me he acostumbrado a este estado melancólico-depresivo. Mi tristeza es demasiado profunda como para intentar darle la contra y mis problemas no tengo la menor idea de cómo solucionarlos. Hoy tan solo me desmorono y siento asco hacia todo lo que he vivido. Las mujeres que llegue a apreciar y acaso a amar siempre se fueron de mi lado, pues incluso sexualmente soy un fracaso. Siempre fue así mi vida y tal vez también así será mi muerte: un caso perdido. Lo único que pido, así pues, es no volver a existir en ningún otro cuerpo, mundo o realidad.
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Caótico Enloquecer