Cuando el amor hubo al fin abandonado mi alma aquella noche de invierno en donde la sensación de soledad fue intolerable por más tiempo, vino el suicidio e hicimos el amor hasta fundirnos en uno solo y esfumarnos juntos hacia la eternidad del vacío.
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Sé que hay dolor y cosas más oscuras que posiblemente te torturan y flagelan tu espíritu. Pero debes saber que, cuando estoy contigo, todo parece tan diferente, tan cristalino. El simple hecho de verte me hace tanto bien, pues es como si me bañara en un precioso y dulce manantial, es como perderme en un límpido sueño del cual jamás quiero despertar.
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Mi alma te buscará para poder sentir una vez más esa energía que únicamente tú irradias, esa que me hacía sentir un poco menos suicida en las más solitarias y frías noches donde solo la muerte parecía quererme.
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Quisiera devolver el tiempo que hemos vivido y jamás habernos conocido para hacer esto mucho más sencillo, para no prolongar más la agonía que esto representa… Pero al menos el dolor que llegaré a sentir al separarme de ti para siempre será solo comparable al recuerdo de lo feliz que alguna vez fui a tu lado.
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Agradezco que hayamos podido conocernos y ser los danzantes en una estrella de sueños e ilusiones concurrentes, pero no era nuestro destino estar juntos. Tú eras el amor de mi vida, pero, tristemente, yo nunca fui ni seré el tuyo. Así que prefiero que todo termine hoy, incluso si ello significa también terminar con mi vida al volver a casa solo, ebrio y más que derrotado.
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Amor Delirante
