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Amor Delirante 49

Sé que yo nunca hubiera podido hacerte feliz, pues no fui más que un perdedor en tu vida. No obstante, yo seguiré aquí esperándote por si algún día decides en mi alma reposar tu inefable mirada. Solo espero resistir a la tentación del suicidio que cada noche me coquetea siniestramente y me atrae tanto con su vehemente aroma.

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Y quizás encuentres a alguien mucho mejor que yo y que pueda hacerte sentir mujer a cada momento. Pero, de lo que estoy seguro, es de que nunca encontrarás a nadie que lo dé todo por ti, incluso su vida. Porque debes saber, antiguo amor mío, que yo por ti mataría y moriría sin dudarlo ni un segundo…

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Me embelesaste desde el primer momento, con ese encanto tan singular que en tus ojos fulgura tan violentamente como el fuego eterno. Eras quizá solo un espejismo; una sibilina utopía que jamás podría ser mía, pero eso no impidió que yo, en mi humana y melancólica estupidez, me enamorase como un completo demente de todo lo que tú eras.

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Barrunto que ahora estás lejos y que jamás nos volveremos a ver, que jamás volveré a rozar tus delirantes labios ni a perderme en el apocalíptico fulgor de tu mirada . Mas luego me sobresalto, pues no sé si era eso realmente lo que tú querías o si fue solo un capricho del caos el que nos separó para siempre. Como sea, ojalá que puedas ser feliz en donde sea que te encuentres; porque a mí, a partir de esta noche, solo la muerte quiero que me encuentre.

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Estoy a punto de poner fin a mi vida, de colocar esta cuerda alrededor de mi cuello, pero no puedo encontrar la respuesta a la pregunta que me llevó al suicidio: ¿cómo y cuándo tu corazón dejó de amarme? O, no sé, ¿es que acaso nunca signifiqué nada para ti? Al final, solo un pestañeo de nuestra existencia es lo que estuvimos juntos, pues tú de alguien más te enamoraste cuando más enamorado yo de ti estaba.

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Maldigo el día en que te conocí, porque fui un tonto. ¡Y cuánto aborrezco el efímero momento en que tus resplandecientes ojos me atraparon, pues a partir de ese entonces me convertí en tu esclavo! Has acaparado cada espacio de mi mente y te he adorado de tantas formas diferentes; pero es tarde, supongo. Solamente puedo escribir lo que por ti siento, porque es evidente que yo nunca seré aquel que ocupe ese lugar a tu lado; ya que ahora estás muerta…​

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Amor Delirante


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