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Catarsis de Destrucción 38

No hay límites en el hartazgo y la frustración que pueden experimentarse en esta cárcel existencial, por eso debemos nosotros poner punto final mediante la sublime esencia del suicidio. Eso es lo único que resta por hacer realmente más allá de todos los autoengaños que nos hacemos constantemente con tal de seguir viviendo, pero ya no más. Todo debe terminar cuanto antes, pues ya nada es tolerable y no matarse sería incluso un pecado.

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De todos los escenarios posibles después de esta insulsa vida, creo que el que más me aterra es el de la odiosa reencarnación. No concibo en absoluto repetir este insano ciclo de sufrimiento y aburrimiento una y otra vez; y, lo peor de todo, ahora siendo como todos esos títeres de la pseudorealidad a los que tanto desprecio. Definitivamente no, preferiría hundirme en el último círculo de los infiernos antes que reencarnar siendo humano nuevamente y pertenecer otra vez a esta blasfema civilización.

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Los lamentos de aquella extraña criatura no me producían miedo ni nada por el estilo. Eran gruñidos y arañazos los que, tal vez en mis delirios, se acercaban cada vez más desde el fondo de mi sombra. Pero me agradaba que estuvieran ahí, escucharlos a toda hora y en todo lugar, ya que al menos así no tenía que escuchar a los funestos seres que me rodeaban y sus estúpidas charlas. Eso ya era una ganancia considerando que siempre me había visto imbuido en situaciones que odiaba y con seres que solo me producían náuseas.

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Las patéticas creencias de las personas son lo más asqueroso que pueda existir, pues confieren una falsa esperanza que, a su vez, perpetúa esta horrible existencia. Al final, nada es falso ni verdadero por completo, sino que dependerá de nuestra perspectiva. Lo realmente grave es cómo tantos ineptos se aferran a una supuesta verdad que no es sino la prueba más fehaciente de su inmanente ignorancia.

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Ya no queda nada por plasmar, nada por experimentar ni nada por ser. Todo lo que resta ahora es el vacío, el olvido, el final, la nada… Todo lo que resta no es sino el colapso de este absurdo y nefando camino hacia la desdicha que habrá de culminar esta noche cuando al fin me haya colgado.

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Catarsis de Destrucción


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