,

Desánimo

Solo un imbécil podría perpetuar tal injuria, solo un necio blasfemo continuaría reproduciendo la decadencia que ha conquistado su ser. Y el humano posee todas las cualidades dignas de su esencia putrefacta, de la corrupción que fluye por su sucia cáscara. No obstante, es momento de abandonar el sufrimiento, la agonía y el calvario que he soportado rodeándome de seres envilecidos y nefandos, escuchándolos y mirándolos, irritando mi corazón con sus deleznables sonidos y actos. Mi única amiga ha posado sobre mis labios los suyos, haciendo realidad el inmaculado ósculo entre la futilidad y la eternidad que solamente se experimenta con el suicidio. Hoy ha llegado, hoy es el día más emocionante en mi patética vida, pues hoy justamente al fin me desprenderé de este cúmulo de máscaras mediante las cuáles he fingido siempre ser yo.

La oscuridad se impone, me destierra de este pergamino pringoso llamado existencia. Pero me tortura saber que, tal vez, ni siquiera ella pueda hacerme olvidar eternamente este vil desvarío, esta humana experiencia que tanto detesto. Las llaves siguen en el mismo lugar, junto a una puerta que ya no se abrirá, porque ella jamás volverá. Solo tengo junto a mí la medicina indicada, la sustancia que pondrá fin a este mal innecesario del cual ya no quiero saber nada más. La jeringa está lista, todo está en orden. Ninguna carta queda por escribir, pues no tengo nada más que decirle a nadie ni tampoco me importa ninguna despedida hipócrita. Sí, amé a alguien alguna vez, pero incluso eso se desmorona al final en la más trágica alucinación. ¿Qué es en realidad el amor? ¡Solo tonterías para los más humanos! Pero es natural engañarse, es la manera de sobrevivir un poco más en este infierno absurdo.

Ojalá que de verdad todo termine con esto, ojalá que nunca más recuerde ni un solo pedazo de lo que fue mi miserable existencia humana. Esta tarde plagada de grisáceas nubes, con una ligera brizna y el tráfico constante de la ciudad será la última impresión que tendré de lo que es la vida. Allá afuera todos seguirán con su cotidianidad, con sus vidas patéticas, siempre persiguiendo supuestas metas que no son sino ilusiones de una realidad cada vez más deplorable. Allá afuera las personas seguirán pretendiendo ser felices, consumiendo, engañándose, lastimándose unas a otras, prometiendo cosas que no están a su alcance, llorando, muriendo, matando, violando. Allá afuera nada cambiará, lo sé muy bien. Y este cuarto deprimente que ha sido mi refugio es lo último que observo ya mientras la jeringa se incrusta en mis venas y siento que se detiene el frenético y anómalo palpitar de mi corazón.

.

Repugnancia Inmanente


About Arik Eindrok
Previous

El Halo de la Desesperación 23

Capítulo XV (LVA)

Next