,

El Halo de la Desesperación 42

El embriagarse cada noche con mujerzuelas y juegos, en compañía de seres igualmente decadentes, no era un pecado de ningún tipo, siempre y cuando se consiguiera, cuando se estaba en su imponente y atroz dominio, abatir momentáneamente el absurdo de la existencia dentro de uno mismo y en quienes compartían nuestro eviterno sufrimiento. ¿Qué podríamos hacer, en todo caso, sino hundirnos en la más mísera intrascendencia hasta que nuestra muerte aconteciera del modo más magnificente y contundente? Esto era la vida misma en su expresión más real: decadencia irrefrenable, infernal locura, extrema desesperación y, luego, ya solo un anómalo arrepentimiento que ahogaba nuestras centelleantes risas y el efímero deleite acumulado en el corazón con melancólica ironía.

*

La paradoja de la miseria existencial surge al observar que este mundo infame y plagado de nauseabundas estructuras de control social se haya vuelto, gracias a la pseudorealidad y sus poderosas herramientas, una necesidad para los esclavizados. Sería incluso un peligro inmenso el despojar a los funestos esclavos de aquello que los somete tan bestialmente y los devora desde dentro; para ellos esto es casi tan indispensable como al aire que respiran o el agua de beben… Y he ahí el por qué este execrable sistema triunfa y permanece: no hay mejor manera de mantener el control sobre las masas que haciéndoles creer, con toda la fuerza de la más siniestra mentira, que son y serán libres.

*

Que los humanos adoren aquello que los destruye es la majestuosa y gran obra que ha fraguado la pseudorealidad, es el elemento clave en la eterna cadena de desgracias, contradicciones y locuras que nos azotan con infernal vehemencia hasta la muerte. Somos, no obstante, demasiado ingenuos y estamos demasiado ciegos como para vislumbrar la mentira suprema: que todo, principalmente nuestra mente, es una pintoresca ilusión coronada por el caos del tiempo invertido y la sombra de la angustia desnuda.

*

Hacer que los lóbregos corderos amen su propia miseria existencial y, más aún, que contribuyan a expandirla y perpetuarla lo más que se pueda es, en resumen, el punto fundamental que se debe cumplir para que un mundo como este, tan deplorable e infecto, continué su asqueroso y banal ciclo de inmundicia humana. ¿Es que vale la pena seguir adelante? ¿Es que cada día no parece ser solo el presagio de algo aún más horrible y vomitivo que todo lo anterior? ¿No es la vida, definitivamente, solo una sórdida y absurda pesadilla de la cual nos aterra tanto despertar? El ser es una criatura espantosamente funesta y cobarde, tanto que prefiere refugiarse en cualquier irrisoria falacia antes que comenzar a vislumbrar, aunque sea un poco, la gran verdad que yace en las regiones más profundas de su interior.

*

Este mundo por el que tantos adoctrinados e idiotas agradecen no podría ser sino el vómito de cualquier clase de entidad ominosa que lo haya creado con propósitos siniestros y ridículos; aunque, más bien, creo que sería la podredumbre más repugnante del caos más blasfemo. Tal me parece ser la esencia de las cosas y los seres aquí, y difícilmente creo cambiar de parecer. Yo mismo me detesto tanto que no sé cómo es que aún existo, puesto que mi exterminio indudablemente será por siempre lo más bello y adecuado.

***

El Halo de la Desesperación


About Arik Eindrok
Previous

Catarsis de Destrucción 01

Encanto Suicida 53

Next