El visitante

¿Por qué ha de ser que el extraño deteste tanto este mundo y a sus mundanos habitantes?

Ciertamente, entre más intento entenderlo, menos concibo su repugnancia y su palidez

¿Qué de malo hay en esta sociedad para que él haya querido cegarse y ensordecerse?

Si aquí todos somos felices; la tristeza, pecado mortal, ha muerto hace tantos eones

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¿Con qué clase de extraño estamos lidiando para sentirnos así de rechazados?

No hay mayor deleite que los placeres conferidos por nuestro benevolente dios

¿Qué atisba él en este sistema que lo sumerja en aquellas cavilaciones hurañas?

Un poco de ese líquido embriagante, una pastilla delirante, y su felicidad será suprema

.

¿No es así como se contrarresta cualquier tipo de mal entre los que adoramos esta cosa?

La realidad, por supuesto que hablo de la sensación magnífica de estar vivo y respirando

¿En qué podría ese extraño hallar alguna falla o un motivo para inquietarse?

Bien podría ir y mirar a aquellos sujetos corriendo tras un balón o cantando

.

¿Aún se sorprende él de nimiedades, injusticias y la supuesta banalidad proclamada?

Nada de eso queremos saber nosotros, los habitantes del planeta más feliz y divertido

¿Acaso vendrá de un universo tangente? ¿Quién es él para juzgarnos y odiarnos tanto?

No se divierte con lo que a nuestra gente le enloquece, ni considera atractivo a nuestro dios

.

¿Por qué vomitó cuando supo acerca de nuestras diversiones y entretenimientos?

Sexualidad desmedida, materialismo abundante y crápula inagotable; ¡viva la vida!

¿Qué maldad puede haber en liberar las sombras de nuestro turbio interior?

A nosotros que rendimos sempiterno culto al único y verdadero dios: el dinero

.

¿Alguien se opone a nuestra doctrina? ¿Qué interés tiene ese extraño en cambiar el mundo?

Pero es muy tonto, pues intenta alterar a seres complacidos con su propia inutilidad

¿Tienen algo de malo la prostitución y la pornografía que él ha condenado con ferocidad?

Nada en absoluto le parece correcto en nuestro mundo donde las lágrimas se han olvidado

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¿Qué error hemos cometido al levantar megalíticas construcciones y elegantes templos?

Debe ser muy iluso para hostigar a aquellos que menos atención prestarán a su ideología

¿Qué obstinación tiene en asquearse de la intrínseca esencia que tanto nos orgullece?

¡Ese maldito extraño! Es imposible siquiera dilucidar a qué clase de raza o era pertenece

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Libro: Irrefrenable Tristeza


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