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Obsesión Homicida 30

El obsesivo homicida toca de nuevo las campanas del fuego eterno, mismas que han de reducir al vacío este mundo pestilente de sentimientos ya muertos. La osadía del blasfemo mono ha ofendido a los dioses del abismo y nada sino solo la extinción absoluta podré apaciguar su inenarrable animadversión.

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Si tuviera una oportunidad para decidir si besarte nuevamente en aquella tarde lluviosa o si prefiriese no conocerte para evitarnos este tremendo sufrimiento, preferiría, en todo caso, correr el riesgo de repetir el mismo error con tal de saborear tu boca tan solo una vez más.

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Debería implementarse un novedoso tratamiento mental que pudiera hacerme olvidar todo lo que hicimos cuando nos perdimos en aquella falsa historia donde juraste amarme una y otra vez sin sospechar que todo era solo un estúpido cuento de hadas.

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¿Qué es este extraño pensamiento? No sabía que enamorarse podía ser así de desesperante, así de desgastante y desgarrador. Lo que quiero entender es porque eres solo tú quien ocasiona tales sensaciones en mí, si desde un principio había prometido no amarte ni involucrarme contigo puesto que ya pertenecías a alguien más.

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Sería injusto decir que no siento nada por ti, que tu mirada no embriaga mi atormentada alma y que tus labios, al moverse con esa inefable dulzura, no conquistan una y otra vez la pasión de mi triste corazón. Pero sé que esto no es bueno, que no es adecuado que te busque, te piense y te imagine en tan comprometidas situaciones: envueltos en los pétalos del delirante amor que ambos hemos propiciad y que sabemos terminará por destruirnos.

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Debo alejarme de ti para no corromper la unión supuestamente sagrada que, aunque marchita y despreciada, te ha atado tan miserablemente a otro ser. Y, aunque te amo con todo mi corazón, no puedo ni debo tentar así al destino. Tal vez en otro mundo u otra vida podamos volver a unir nuestros cuerpos como lo hicimos aquella sombría noche donde nuestros cuerpos danzaron al ritmo de la sinfonía prohibida y donde nuestras bocas colapsaron el cosmos con tan vehemente fiereza… Te deseo lo mejor y espero que mi muerte sea pronto, porque sé que, sin ti, mi eterno e imposible amor, imposible me resultará volver a sonreír como cuando fui efímeramente feliz entre tus brazos.

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Obsesión Homicida


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Capítulo XIX (LEM)

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