La voluntad de un supuesto dios es solo la muestra más fehaciente de la ignorancia humana ante los sucesos que no logra controlar.
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Si un tal dios hecho a la medida humana existiese, no tendría que recibir adoración por parte de sus nefandas creaciones, sino tan solo un extraño respeto por su indiferencia ante éstas.
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Ocasionalmente, se cuestiona la existencia de un supuesto dios, aunque realmente no importa, pues primeramente debería cuestionarse la existencia misma.
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Lo único que había conseguido al vivir había sido llenar mi ser de un dolor eviterno y de una tristeza tan flameante que quemaba mi interior a cada instante.
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La existencia es triste y miserable, pero, mientras no se posea la fuerza suficiente para suicidarse, se seguirán padeciendo sus absurdas imprecaciones.
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Encanto Suicida
