Es incompensable que aún existan infinidad de prejuicios y supuestas normas morales que indiquen la manera adecuada de vivir en un sociedad, así como aquello que resulta aceptable. La moral, tal como el amor, dios y tantas otras quimeras que el ser se ha inventado para reprimir su verdadera naturaleza homicida, suicida y depravada no tiene realmente ningún propósito sino impedir la verdadera ruta hacia una supuesta evolución.
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Es inaudita la manera en que los humanos se consideran superiores a las demás seres, cuando no son sino la mayor prueba de la infame estupidez de algún demente creador.
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Y es que no tengo ninguna duda en absoluto: si alguien merece todas las adulaciones y los placeres humanamente posibles, esa entidad majestuosa es la muerte. En contraste, el ser, dominado por su bestialidad y su absurda pretensión de superioridad, no hace sino envilecerse y hundirse en la decadencia de sus vicios y su ignorante percepción.
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Por decirlo así, las mujeres me parecen menos estúpidas que los hombres, pero un poco más desinteresadas en la búsqueda de la verdad.
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Una ser suicida es como la perfección llevada al extremo, más todavía si ha cometido algún homicidio o ha aceptado su naturaleza sombría y perversa.
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Obsesión Homicida
