Vivía esperando la más mínima muestra de amor y cariño, pero solo de ti, pues ninguna otra estrella podría jamás igualar tu sublime brillo, pero es inútil, pues jamás serás para mí.
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¿Qué más me queda sin ti? Realmente nada, tan solo llorar amargamente, tan solo el sepulcral silencio eterno del suicidio.
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De la manera en que yo te miro dudo que cualquier otro mortal lo haga, pues, para mí, tú eres lo más sagrado y perfecto que podría existir en este mundo, tú lo eres todo.
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Y, cuando me abrazas, creo que puedo sentir algo aún más supremo que el universo entero expandiéndose en mi carcomido interior.
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Besarte es ya todo lo que quiero, la única razón por la cual aún respiro, el único motivo por el cual todavía sigo vivo. Besarte es como haber muerto antes de haber nacido, pues parece tan irreal y a la vez tan magnificente todo lo que me haces sentir con un simple roce de tus lozanos labios.
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Para mi eterno e imposible amor…
Libro: Romántico Trastorno
