Fecundada la verdad de la mentira, bramó el celestial mensajero del vacío
Números infinitamente abismales atrajeron la ampulosidad del caos
Letras retumbantes cargadas de sinsentido, falsos profetas ordenando
Ejecución de los opuestos consagrados, conflagración del sufrimiento interno
.
Las cabezas rodaron, los tuertos olvidaron lo atisbado en el horizonte
Incompetentes en sus fútiles intentos para simular lo irreal, enloquecieron
La idolatría malsana castigó al espíritu redomado y bestial, lo masacró
Lo intimidó al punto de la herejía absoluta y encarnada, ¡oh, dios!
.
Los sonidos nunca fueron más exóticos como en aquella ocasión
Devorando la paz y colgándose de la sangre de los miserables
Llegaron a sostener en sus manos el poder para la resurrección
Abjuraron a los demonios y se aliaron con fantasiosos dioses
.
Los mejores guerreros se abstuvieron de luchar en aquel sinsentido
No eran lo bastante fuertes para resistir a la criatura carcomida
Acaso tenían necesidad alguna de presentarse y destruir el idilio
Pueril recompensa atiborró los bolsillos de aquellos amaestrados
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Por doquier se escuchaban inhumanos vagidos de lamentación y pena
La sublime tragedia fue mayor a la prevista por el cetro sacrosanto
En el osario yacían refugiados los muertos menos malintencionados
La violencia y el asesinato fueron condecorados en el tribunal orlado
.
Ella recargó su hombro en mi pecho, susurró frente al roto espejo
Su aliento partió con agitación la esencia debajo de esta humana cáscara
Era solo una máscara para reprimir el ente que añoraba desenvolver
Me había ocultado bien, ahora ellos controlarían el mundo hasta el ayer
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Último Suspiro