Cualquiera que ahora se sienta tan ingenuamente feliz, que reflexione sobre todas las cosas absurdas, aciagas y deplorables que ocurren diariamente sin que siquiera lo sospechemos; eso, estoy seguro, le bastará para deprimirse el resto de su patética existencia y para añorar la muerte por encima de cualquier otra cosa. No obstante, ¿no resulta preferible conocer la verdad y ser infeliz antes que vivir felizmente engañado?
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Esta existencia no es para nada algo agradable ni divino; más bien parece que estuviésemos ya en el infierno, y muy probablemente tengamos que estar en él eternamente. Cabe la posibilidad de que estemos atrapados en una rueda sin fin que gira y gira una y otra vez con nosotros en el centro, pero sin jamás detenerse y sin que nosotros podamos hacer algo al respecto para escapar de ella. La desesperanza que este pensamiento-sentimiento me produce es tal que, en ocasiones, simplemente no puedo dejar de llorar y solo siento deseos de desvanecerme en el dulce olvido de la muerte .
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Los únicos sentimientos que, por desgracia, pueden imperar en quien ha comenzado a liberarse de esta miserable y putrefacta existencia son los negativos y deprimentes. Sí, pues todo en este lugar apesta a desperdicio y desdicha; a demasiada putrefacción enmascarada de humanidad. Todo aquí es solo una nefanda y vomitiva ilusión de la cual cuesta demasiado desapegarse y acaso ni siquiera sea posible tan fantasiosa hazaña.
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La destrucción de la humanidad es algo que debe hacerse necesariamente si es que se quiere purificar este patético mundo que ahora no es sino una fuente casi eterna de miseria, ignorancia y depravación. El ser humano ha perdido el rumbo y su espíritu se ha marchitado mediante las estratagemas de la pseudorealidad; su vínculo con lo divino está quebrantado y su sed de poder lo ha dominado por completo.
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Y es que ¿quién no querría suicidarse hoy en día al percatarse de la intrascendencia, la ignominia y la estupidez que imperan en la mayoría de las huecas cabezas que pululan absurdamente en esta pestilente realidad? Resulta incluso una locura el seguir respirando sabiendo de antemano que ningún caso tendrá y que nada por lo que luchemos prosperará realmente.
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Romántico Trastorno
