El colapso

Sí, no negaré que las lágrimas bañaron mi rostro cuando lo acepté

La navaja la rechacé no por cobardía, sino para prolongar el dolor

Lo que marchitó los sentimientos no he podido discernirlo con precisión

Si pudiese tan solo volver a conocerte, para evitar de ti enamorarme

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¿Qué fue lo que fracturó aquella fantasía en la cual nos perdíamos?

¿Qué amargó la magia que palpitaba en el fondo de nuestros corazones?

¿Cómo y cuándo se esfumó para no volver aquello que llamábamos amor?

¿Qué pasará con nosotros: dos almas encadenadas ya sin ninguna razón?

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¿Dónde estás ahora, silueta que otrora encendió mis deseos de vivir?

Me pregunto si también, en tu interior, te has percatado de tan sutil cambio

Ni siquiera podría precisar todas las veces que jurábamos amarnos

Pero sí sé que hubo un momento, tan irrisorio, en el cuál fuimos felices

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Luego, como la vida misma, y como el destino de todo, también murió

Sí, murió fatídicamente lo que sea que haya sido esa locura tan extraña

Esa tan inexplicable que parecía matizar toda la existencia y hacerla soportable

La que me hacía pensarte y querer matarme si no podía tocarte o besarte

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Pero hoy, al sentir este vacío inmanente, temí aceptar la desdichada verdad

No podía ser que se hubiese ido tan subrepticiamente el místico encanto

Pero tan misteriosamente como llegó, también así nos abandonó el calor

E, inclusive en sueños, observé el corazón del fénix tornarse en meras cenizas

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El ave radiante se había ido, había abandonado el recinto de dos locos suicidas

Nada había dejado sino cenizas, las cuáles se esfumaron ante el primer soplido

E, igualmente, ante el primer temblor se derrumbó el mundo que construimos

Todos los planes y las promesas, los versos y los poemas… ¡todo sucumbió!

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Ya no había más inspiración ni un mínimo ápice de consuelo en el interior

Se había desquebrajado el hechizo, al fin terminaba la aventura cósmica

Aquel plano tangente en el cual fuimos absorbidos colapsaba irremisiblemente

Y cualquier intento era insuficiente para intentar salvar lo que ya había muerto

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Quedarán, acaso, bonitas memorias de una quimera que ambos hicimos real

Al menos por un corto periodo donde experimentamos lo más mágico

Tan embriagante fue la falacia que ninguno pudo evitar perder la cabeza

Y así fue como me perdí en tu refulgente belleza, siempre trastornándome

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Ahora solo pienso que se torna tan dramático aceptar que te he dejado de amar

Es tan irreal reflexionar y saber que en algún momento fuimos más que este abismo

Pero, como dije, al menos permanecerá nuestra historia como una tragicomedia

Porque estoy seguro de que te amé, en verdad lo hice, aunque ya no sea lo mismo

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Libro: Triste Insania de Amor y Muerte


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